En el corazón del debate sobre el beso de Rubiales a Jenni Hermoso, se encuentra la incómoda posición de Montse Tomé. La entrenadora nacional enfrentó preguntas incisivas en la Audiencia Nacional, donde insistió en que su decisión de no convocar a la jugadora tras el Mundial se debía a razones deportivas. Sin embargo, las acusaciones sugieren que esta omisión podría ser una represalia. Durante el interrogatorio, Tomé también reveló desconocer el protocolo antiacoso de la Federación y enfatizó que su objetivo era proteger a Hermoso de la presión mediática.
Montse Tomé, seleccionadora nacional, explicó detalladamente su postura frente a la ausencia de Jenni Hermoso en los partidos de la Liga de Naciones. Aseguró que su determinación se basaba en criterios puramente deportivos, argumentando que la futbolista había tenido minutos limitados con su equipo. Enfrentada a insistentes cuestionamientos sobre si esta acción representaba una represalia federativa, Tomé reafirmó su posición, subrayando que su intención era proteger a la jugadora de la creciente presión pública y mediática.
Tomé destacó que la falta de participación significativa de Hermoso en sus encuentros recientes fue crucial para su decisión. Sin embargo, reconoció que la situación desagradable que vivía la jugadora y la intensa atención de los medios influyeron en su resolución. A pesar de las críticas, insistió en que su principal preocupación era salvaguardar el bienestar de la atleta, más allá de consideraciones deportivas. La fiscal, Marta Durántez, continuó cuestionando este punto, pero Tomé mantuvo firme su versión, sosteniendo que su objetivo era proteger a la jugadora de un entorno hostil.
El juicio estuvo marcado por intercambios tensos entre la selección nacional y los representantes legales. El juez tuvo que intervenir en varias ocasiones para moderar los interrogatorios de la parte acusatoria, lo cual generó protestas de la fiscalía. Las discusiones llegaron a un punto crítico cuando el magistrado cuestionó si se estaba intentando forzar declaraciones o incluso acusar injustamente a la testigo. Este clima adverso puso de manifiesto las tensiones existentes en torno al caso.
La audiencia reveló detalles adicionales sobre la desconexión entre la federación y sus protocolos. Tomé admitió no estar familiarizada con el protocolo antiacoso de la entidad, lo que añadió otro nivel de complejidad al asunto. Además, expresó sentirse incómoda cuando Jorge Vilda, su predecesor, le solicitó asistir a una reunión durante sus vacaciones. Aunque afirmó no haber visto el famoso beso de Rubiales, su testimonio fue calificado por el juez como "insulso", reflejando la falta de claridad y consistencia en las respuestas proporcionadas durante el proceso judicial.