En un emocionante paso hacia la televisión española, Boomerang TV y Atresplayer presentan "Perdiendo el Juicio", una serie protagonizada por Elena Rivera, Manu Baqueiro y Miquel Fernández. Esta producción explora las vidas personales y profesionales de tres abogados cuyas trayectorias se cruzan en momentos críticos. La historia sigue a Amanda, una abogada exitosa que enfrenta un colapso mental, forzándola a trabajar en un bufete decadente junto a Gabriel y César. A través de episodios independientes, cada capítulo narra casos legales únicos basados en hechos reales, destacando temas como relaciones humanas, justicia y salud mental.
En un otoño lleno de transformaciones, "Perdiendo el Juicio" emerge como una nueva propuesta televisiva que combina drama legal con una profunda exploración de los personajes. En Madrid, la actriz Elena Rivera interpreta a Amanda, una profesional brillante cuyo mundo perfecto se desmorona debido a su trastorno obsesivo compulsivo. Su caída profesional la lleva al bufete de Gabriel (Manu Baqueiro), un abogado talentoso pero desorganizado, y reencuentra a su ex marido César (Miquel Fernández), quien representa todo lo que ella dejó atrás.
Los directores María Togores, Pablo Guerrero y Jaime Olías trabajaron incansablemente para darle vida a esta ficción, utilizando locaciones reales que le otorgan un toque auténtico. Las actuaciones magistrales de los protagonistas resaltan no solo sus habilidades legales, sino también sus luchas internas y vulnerabilidades. La serie mezcla comedia romántica, thriller y crítica social, destacando cómo las diferencias de clase afectan las dinámicas entre los personajes.
Desde el primer episodio, la audiencia queda atrapada en historias intensas donde cada caso es único y basado en eventos reales. Este formato permite contar múltiples historias dentro de una sola temporada, manteniendo siempre el foco en la evolución personal de los protagonistas.
Desde el punto de vista de un periodista, "Perdiendo el Juicio" ofrece una visión innovadora del mundo legal, humanizando a quienes muchas veces son percibidos como fríos y calculadores. Los actores logran transmitir emociones genuinas, invitando al espectador a reflexionar sobre la fragilidad humana incluso en contextos profesionales aparentemente impenetrables. La serie demuestra que más allá de las togas y los juicios, existen personas complejas enfrentando desafíos universales.