En el Madrid Open, un evento clave para los tenistas locales, la joven Jessica Bouzas dejó huella con una emocionante actuación que culminó en lágrimas tras su despedida en la Pista 3. La gallega enfrentó a Magdalena Frech, una experimentada jugadora polaca, en un encuentro lleno de altibajos que duró tres horas. A pesar de tener ventajas claras, incluyendo el saque para cerrar el partido en el segundo set, Bouzas no logró imponerse y cedió ante su rival. Este revés deja a Paula Badosa como la única representante española en el cuadro femenino principal.
Jessica Bouzas, quien actualmente reside en Madrid, ha demostrado un crecimiento significativo desde su participación en la Billie Jean King Cup. En declaraciones posteriores al encuentro, reconoció las oportunidades perdidas durante el partido pero subrayó que aprenderá mucho de esta experiencia. Su determinación competitiva sigue intacta, destacando la importancia de centrarse en el trabajo diario sin distraerse por expectativas externas. Este enfoque le ha permitido mejorar notablemente su juego y consolidarse entre las mejores jóvenes del circuito.
El primer set fue particularmente complicado para Bouzas, quien comenzó liderando con un marcador de 4-1 pero luego luchó para mantener esa ventaja. Finalmente ganó la manga gracias a un oportuno quiebre. Sin embargo, en el segundo set, cuando estaba cerca de asegurar la victoria con un marcador de 5-4 y su saque, Frech elevó su nivel de juego considerablemente. El factor decisivo radicó en las bolas de break: mientras la polaca aprovechó siete de ocho oportunidades, Bouzas solo logró convertir siete de 21.
La emoción fue palpable cuando Bouzas se despidió entre lágrimas frente al público de la Pista 3, un escenario más íntimo que la emblemática Manolo Santana donde debutó días antes. Esta eliminación marca el segundo año consecutivo en que Bouzas queda varada en la segunda ronda del torneo, aunque su evolución es innegable. Desde ser casi desconocida en 2024 hasta posicionarse como una promesa sólida, su progreso refleja un camino prometedor hacia el éxito.
A pesar del resultado adverso, Bouzas mantiene una actitud optimista hacia el futuro. Reconoce que este tipo de experiencias contribuirán a su desarrollo como jugadora profesional. Con su espíritu resiliente, seguirá trabajando arduamente para alcanzar mayores logros en el circuito internacional, dejando claro que su lugar entre las principales figuras del tenis español está asegurado.