La preocupación se ha intensificado en Perú debido a la creciente comercialización ilegal del fentanilo, un poderoso opioide que ya ha desatado una crisis sanitaria en Estados Unidos. Este fenómeno ha llevado a las autoridades peruanas a tomar medidas drásticas para enfrentar el problema. Las redes criminales están aprovechando la corrupción interna en hospitales y la falsificación de recetas médicas para obtener este medicamento altamente adictivo. Recientemente, la Policía Nacional del Perú (PNP) desmanteló una farmacia clandestina en Lima, donde se descubrieron importantes cantidades de opioides. Además, investigaciones policiales han revelado que el tráfico ilícito de fentanilo está vinculado a organizaciones criminales que operan dentro de los hospitales públicos. En respuesta, el gobierno peruano ha endurecido las leyes y aumentado las penas para quienes trafiquen con esta sustancia.
El fentanilo, un medicamento utilizado originalmente para el tratamiento del dolor severo, se ha convertido en un arma letal en manos equivocadas. Su potencia es 50 veces mayor que la heroína y 100 veces superior a la morfina, lo que lo hace extremadamente peligroso. En agosto de 2024, la Dirección Antidrogas (Dirandro) incautó 5,000 ampollas de fentanilo en Cajamarca, destinadas a ser enviadas a Estados Unidos. Estas dosis habían sido obtenidas mediante recetas fraudulentas emitidas por médicos corruptos en el Hospital Regional de Cajamarca. Los registros mostraron irregularidades alarmantes, como recetas emitidas a pacientes que ya habían sido dados de alta o incluso habían fallecido. Situaciones similares se reportaron en otros hospitales, lo que evidencia la magnitud del problema.
Las autoridades también han detectado que el fentanilo está siendo vendido a precios accesibles en el mercado negro, a pesar de su alto costo real. Los hermanos Emmanuel y David Pascual Popi fueron detenidos por operar una farmacia ilegal cerca del Hospital Arzobispo Loayza en Lima. Durante el allanamiento, se encontraron pastillas de morfina, cápsulas de buprenorfina y ampollas de fentanilo, junto con recetas médicas falsificadas. Los detenidos afirmaron vender cada ampolla de fentanilo a 12 soles, aunque los investigadores estiman que el precio real fluctúa entre 40 y 50 soles. Los principales compradores eran pacientes y adictos, muchos de ellos referidos por empleados corruptos dentro de los hospitales.
La Sociedad Peruana de Anestesia, Analgesia y Reanimación ha reportado un aumento en la tasa de sobredosis entre anestesiólogos, lo que refleja la gravedad del problema. Entre 1970 y 2018, 40 anestesiólogos murieron por sobredosis de fentanilo, y entre 2019 y 2023 se registraron ocho casos más. Este abuso puede causar euforia, sedación, confusión y somnolencia, pero una sobredosis puede derivar en paro cardiorrespiratorio y la muerte. La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) advierte que una intoxicación por fentanilo se manifiesta con coma, pupilas puntiformes y depresión respiratoria.
Ante esta situación crítica, el Congreso del Perú ha promulgado una nueva ley que incluye al fentanilo en la lista de sustancias controladas con restricciones extremas. Esta norma establece penas de hasta 35 años de prisión para cabecillas de organizaciones criminales dedicadas a este delito. Además, declara de interés nacional la prevención del consumo de drogas y ordena a los ministerios de Salud y Educación implementar programas de educación y promoción de estilos de vida saludables. Con estas medidas, las autoridades esperan contener el crecimiento del mercado negro y proteger la salud de la población.