En su regreso al banquillo del Sevilla, Joaquín Caparrós marcó el inicio de una nueva etapa con un empate frente al Alavés. El partido, que se presentaba como una oportunidad para calmar las aguas tras una crisis deportiva e institucional, mostró un equipo local más directo y decidido desde los primeros minutos. Sin embargo, un tanto del experimentado Kike García antes del descanso truncó los planes iniciales, dejando un resultado final de 1-1. Ambos equipos destacaron la necesidad de ajustes tácticos y comunicativos para avanzar en la lucha por sus objetivos respectivos.
El estadio Ramón Sánchez-Pizjuán fue testigo de un día histórico para el Sevilla FC, cuando Joaquín Caparrós regresó para asumir su cuarta etapa como entrenador del equipo. En un contexto de desesperación tras cuatro derrotas consecutivas, el club depositó su confianza en un técnico reconocido por su capacidad para liderar momentos difíciles. Desde el inicio, el equipo exhibió un estilo más directo, rompiendo con las tendencias propuestas por su predecesor. Apenas once minutos después del silbatazo inicial, Peque aprovechó un centro preciso de Agoumé para adelantar a los locales, levantando las esperanzas de una victoria que calmara los ánimos de una afición descontenta.
Sin embargo, la alegría duró poco. Antes del descanso, Kike García, conocido por ser un verdadero dolor de cabeza para los equipos andaluces, encontró el camino hacia el arco rival. Su gol no solo niveló el marcador, sino que también expuso las debilidades defensivas del Sevilla. Tras el encuentro, Caparrós reconoció que aunque el punto obtenido era valioso, quedaban muchas áreas por mejorar, especialmente en términos de comunicación y fluidez dentro del campo.
Mientras tanto, el Alavés, que buscaba salir de la zona de descenso, dominó gran parte de la segunda mitad pero no logró convertir esa superioridad en goles adicionales. Kike García, autor del empate y uno de los máximos anotadores de la temporada, señaló que su equipo debía ser más incisivo en casa si quería consolidarse en la tabla. Por su parte, Eduardo Coudet reiteró la importancia de fortalecerse en Mendizorroza para asegurar puntos cruciales en el futuro.
A pesar del empate, el partido dejó claras las áreas de mejora tanto para el Sevilla como para el Alavés. Para Caparrós, este será solo el comienzo de un proceso que busca devolver la estabilidad al equipo andaluz, mientras que el Alavés deberá trabajar en su consistencia ofensiva para escapar de la amenaza del descenso. La autocrítica compartida por ambos técnicos refleja el compromiso mutuo por corregir errores y avanzar en una temporada cargada de desafíos.