En un mundo donde la producción industrial domina las góndolas de los supermercados, Rafael Cuesta ha decidido remontarse a sus raíces familiares para revivir el arte de la repostería tradicional. Fundada en 1905 por su bisabuelo en Arjonilla, Jaén, esta herencia repostera se ha transformado en una filosofía que guía cada creación de su tienda ubicada en el vibrante barrio sevillano de Triana. Utilizando ingredientes básicos y siguiendo recetas cuidadosamente guardadas durante generaciones, Cuesta logra evocar los sabores que alguna vez fueron comunes en hogares andaluces.
La historia de Tradición Repostera Molinos es mucho más que una simple pastelería; es un homenaje a una cultura repostera que se remonta décadas atrás. Desde pequeño, Rafael convivió con aromas como el de canela, anís y limón mientras ayudaba a sus padres y abuelos en el obrador familiar. Aunque inicialmente no mostraba interés en continuar con la tradición familiar, la influencia de esos años quedó profundamente arraigada en él. Hoy, esa influencia se materializa en cada dulce elaborado en su obrador, donde productos como las famosas cristinas o las torteras de Triana han ganado notoriedad tanto entre locales como entre turistas.
Cada creación de Rafael Cuesta está inspirada en recetas transmitidas oralmente o escritas meticulosamente por su madre Manuela. Estas fórmulas, junto con la precisión en proporciones, orden y tiempo, definen su estilo único. Por ejemplo, las cristinas, un dulce esponjoso que combina harina, manteca de cerdo, huevos y azúcar, llevan consigo un toque secreto revelado solo por su padre. El origen del nombre sigue siendo un misterio, pero lo que está claro es su conexión con la historia familiar.
Además de preservar recetas antiguas, Cuesta también ha ampliado el catálogo familiar al incorporar nuevos postres basándose en técnicas modernas y aprendiendo de vecinos expertos. Su formación como ingeniero de caminos le ha permitido aplicar principios científicos a la repostería, mejorando procesos como la compactación de masas. Esta combinación de tradición e innovación define su enfoque, asegurando que todos sus productos sean naturales y libres de conservantes artificiales.
Los dulces de Cuesta reflejan no solo su herencia personal, sino también la cultura repostera andaluza. Diseñados para resistir climas calurosos y secos, utilizan ingredientes como manteca de cerdo, aceite de oliva y frutos secos, que actúan como conservantes naturales. Además, siguen patrones estacionales, ofreciendo dulces específicos según la época del año, respetando así las tradiciones locales.
La popularidad de su establecimiento se debe tanto al sabor auténtico de sus productos como a la hospitalidad con la que recibe a sus clientes. Ofreciendo degustaciones gratuitas, Cuesta asegura que quienes prueban sus dulces rara vez se marchan sin comprar. Sus creaciones han cautivado tanto a los habitantes de Triana como a visitantes internacionales, quienes descubren en cada bocado un pedazo de la historia y la cultura andaluza.