En un enfrentamiento crucial en el Signal Iduna Stadium, el Barcelona volvió a mostrar una imagen lejos de su mejor versión, reviviendo fantasmas del pasado que han marcado momentos decisivos de la temporada. Este duelo contra el Borussia Dortmund no solo significó una nueva derrota para los azulgranas, sino también el fin de una racha positiva para su portero titular, Wojciech Szczesny. En un contexto donde el blanco parece no sentarle bien al equipo catalán, esta ocasión fue testigo de errores defensivos y una falta de precisión en ataque que dejaron huella en el marcador final.

La historia entre el Barcelona y equipos alemanes ha estado plagada de altibajos. Este partido frente al Borussia Dortmund reavivó memorias dolorosas como las eliminaciones ante Roma, Liverpool y PSG, donde ventajas obtenidas en casa se desvanecieron tras partidos catastróficos fuera. La elección del uniforme blanco, obligada por coincidencias con el equipo local, pareció volver a traer mala suerte al club catalán. El 30 de noviembre del año anterior ya había sido un día complicado para el Barça cuando utilizó este color durante los actos de su aniversario, marcando el inicio de un período difícil.

En cuanto al desarrollo del encuentro, el portero polaco Szczesny tuvo un papel destacado, aunque negativo. Su penal cometido permitió a los locales abrir el marcador, rompiendo así una racha invicta desde que asumió la titularidad. A pesar de sus posteriores intervenciones heroicas, que evitaron un desastre mayor, el daño ya estaba hecho. Por otro lado, el rendimiento ofensivo del equipo dirigido por Hansi Flick estuvo muy lejos de lo esperado. Mientras tanto, Guirassy brilló con un hat trick, consolidándose como uno de los máximos goleadores de la competición frente a los azulgranas.

Las consecuencias de esta derrota van más allá del resultado inmediato. El equipo barcelonista enfrenta ahora una crisis de confianza tras tres derrotas consecutivas en casa en la liga, lo que compromete seriamente sus aspiraciones al título. Además, estos tropiezos evidencian un bache en el juego colectivo que urge corregir antes de enfrentarse a retos aún mayores en la recta final de la temporada. La presión aumenta sobre Hansi Flick y su plantel, quienes deben encontrar soluciones rápidas para revertir esta tendencia y recuperar el nivel que les caracteriza.