El roscón de Reyes, un dulce tradicional que se disfruta durante las fiestas navideñas, es una delicia que atrae tanto a niños como a adultos. Según datos recientes de Just Eat, este postre ocupa el primer lugar en los pedidos de la aplicación, representando más del 40% de las solicitudes durante estas fechas. Su historia se remonta al Imperio Romano, donde era parte de las celebraciones invernales en honor a Saturno. Con el tiempo, la costumbre evolucionó y se adaptó a las tradiciones cristianas, convirtiéndose en un símbolo de suerte y unidad familiar. En la actualidad, el roscón sigue siendo un elemento indispensable en los hogares españoles, acompañado de chocolate caliente y con innovaciones modernas en rellenos y decoración.
El origen del roscón de Reyes se encuentra en las antiguas festividades romanas dedicadas al dios Saturno. Durante estas celebraciones, se regalaba una torta confitada con dátiles, higos y miel, que contenía una haba seca. Quien encontrara la haba era nombrado "rey de reyes". Con el paso del tiempo, esta tradición fue adoptada por el cristianismo y la haba se reemplazó por una figurita de porcelana o plástico, simbolizando buena fortuna. En el siglo XVIII, un cocinero introdujo una moneda de oro en el roscón para contentar al pequeño rey Luis XV, iniciando una nueva tendencia que se popularizó en España gracias a Felipe V.
Esta costumbre no es exclusiva de España; en países como Francia y Portugal también existen dulces similares, como la galette des rois y el bolo do rei. La evolución del roscón incluye la adición de frutas escarchadas, un detalle que se ha convertido en uno de sus rasgos más distintivos, aunque algunos prefieren incorporar otros ingredientes como frutos secos. El roscón de Reyes es más que un simple dulce; es una conexión entre el pasado y el presente, entre culturas y generaciones.
Preparar un roscón de Reyes en casa puede ser una experiencia gratificante y divertida. Aunque el proceso lleva tiempo debido a la fermentación de la masa, el resultado final justifica cada minuto invertido. Los ingredientes principales incluyen harina de fuerza, levadura fresca, leche, mantequilla, azúcar glas, huevos, agua de azahar y ralladuras de cítricos. Después de mezclar todo, la masa necesita reposar hasta que duplique su tamaño, lo cual toma unas dos a tres horas. Luego, se da forma de roscón, se deja fermentar nuevamente y se hornea durante unos 20 minutos. Decorarlo con frutas escarchadas y almendras añade un toque especial.
Para aquellos que disfrutan de los rellenos, hay varias opciones clásicas y modernas. La nata montada, preparada con nata líquida y azúcar glas, ofrece una textura ligera y cremosa. La crema pastelera, hecha con leche, huevos, azúcar y vainilla, es una opción más densa y aromática. Por último, la trufa de chocolate, elaborada con chocolate de cobertura, azúcar y nata, proporciona un sabor intenso y decadente. Cada relleno añade un nuevo nivel de sabor y diversión a este dulce tradicional, convirtiendo cada bocado en una experiencia única y memorable.