Beltrán Iraburu, el intérprete detrás del Rey Gaspar, describe cada aparición en la cabalgata como una experiencia indescriptible. Su emoción y pasión son evidentes en cada momento que pasa sobre la carroza, compartiendo alegría con niños y adultos por igual. Las palabras de Beltrán reflejan no solo su compromiso con el papel, sino también el amor profundo que siente por este evento anual. En sus redes sociales, comparte fotografías que muestran su entusiasmo y la camaradería con sus compañeros Reyes Magos, Baltasar y Melchor.
Este papel ha ido más allá de ser simplemente una participación en un desfile; se ha convertido en un símbolo de esperanza y felicidad para muchos. La capacidad de Beltrán para transmitir esa sensación única de magia es lo que lo distingue. Cada gesto, cada mirada, parece estar diseñado para conectar con el público de manera especial. Es por eso que su presencia en la cabalgata se ha vuelto tan icónica y esperada.
La historia de Beltrán Iraburu es un testimonio de dedicación y perseverancia. Desde muy joven, mostró un interés excepcional por la interpretación y la música. A los once años, comenzó su formación en el Conservatorio Pablo Sarasate, donde dio sus primeros pasos como artista. Este fue solo el comienzo de una carrera que lo llevaría a explorar diversos campos del arte. Después de obtener una diplomatura en Geografía e Historia en la Universidad de Navarra, decidió seguir su verdadera pasión y se mudó a Valladolid para estudiar musicología.
Su viaje continuó en Milán, donde perfeccionó sus habilidades vocales y de interpretación bajo la guía de maestros reconocidos como Anatoly Gouseev y Marco Migliara. Durante su tiempo en Italia, participó en óperas famosas como "La Traviata", "Rigoletto" y "Don Giovanni". Estas experiencias internacionales no solo ampliaron su repertorio, sino que también le brindaron una visión global del mundo del arte escénico. Además, vivió en París, lo que sin duda enriqueció aún más su perspectiva artística.
A su regreso a España, Beltrán se involucró en producciones teatrales y musicales de gran éxito. Entre ellas destacan "El Huesped del Sevillano", "El Rey León", donde interpretó al villano Scar, y "Los Pilares de la Tierra". También formó parte del Coro Intermezzo en el Teatro Real y realizó conciertos con la Capella de Ministers. Su versatilidad como actor y cantante le permitió abordar roles diversos, desde personajes dramáticos hasta villanos memorables.
Además de su trabajo en el escenario, Beltrán ha incursionado en la televisión y el cine. Participó en la película "Anatema", dirigida por Álex de la Iglesia, y en la serie "Cristo y Rey". Estas experiencias lo han llevado a considerar nuevas oportunidades en la actuación, especialmente en ficciones de época. Sin embargo, su principal motivación sigue siendo la calidad del producto final, ya sea en cine o televisión. Esta flexibilidad y apertura a nuevos retos demuestran su constante evolución como artista.
Uno de los aspectos más notables de la carrera de Beltrán Iraburu es su compromiso incesante con la formación continua. Con veinticinco años dedicados a su profesión, reconoce que nunca deja de aprender. Esta actitud ha sido fundamental para mantenerse actualizado y adaptarse a los cambios en el mundo del entretenimiento. En entrevistas, ha expresado su deseo de seguir creciendo profesionalmente y explorando nuevas facetas de su talento.
Este enfoque en la formación no solo beneficia su carrera, sino que también inspira a otros artistas jóvenes. Beltrán es un ejemplo de que el éxito en las artes requiere más que talento natural; necesita disciplina, dedicación y una voluntad constante de mejorar. Su historia es un recordatorio de que, independientemente de los logros alcanzados, siempre hay espacio para seguir aprendiendo y superándose.