Paloma Sánchez-Garnica, nacida en Madrid en 1962, se ha coronado como la ganadora del prestigioso Premio Planeta 2024 con su novela Victoria. Esta obra cautiva al lector desde sus primeras páginas con una trama doble que abarca dramas personales, amor, espionaje y la búsqueda de justicia en un mundo postbélico dividido. Berlín vuelve a ser el escenario principal, como lo fue en su novela finalista del mismo premio en 2021, Últimos días en Berlín. Sin embargo, esta vez también se explora Estados Unidos y sus contradicciones, donde la democracia coexistía con injusticias y prejuicios en tiempos de tensión e incertidumbre.
Berlín emerge como un personaje central en la narrativa de Sánchez-Garnica. La autora describe la brutal realidad de la ciudad durante el siglo XX, llena de historias en cada rincón y en cada persona que vivió allí. Berlín es una ciudad fascinante para ella, un lugar especial que conoció cuando era joven, justo antes de la caída del Muro. Desde entonces, ha seguido de cerca los acontecimientos posteriores, visitando la ciudad varias veces y explorando sus museos sobre la división entre dos mundos.
En los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Berlín se convirtió en el punto crítico hacia el que miraban las dos grandes potencias, ahora convertidas en enemigos. La autora se sumergió en la vida privada de los berlineses de aquellos años, documentando cómo subsistían en una ciudad devastada y ocupada por los vencedores. El bloqueo soviético y el puente aéreo de los aliados son eventos conocidos, pero Sánchez-Garnica buscó entender cómo vivieron los civiles alemanes esos momentos terribles, conscientes de que estaban a un paso de una nueva guerra. Quiso retratar cómo sus mentes lidiaban con esa sensación constante de miedo.
Los protagonistas de la novela, Victoria y Robert, enfrentan enormes dramas personales mientras buscan justicia hasta sus últimas consecuencias. Victoria es una superviviente que hará lo que sea necesario para sacar adelante a su hija y hermana, aunque esto signifique enfrentarse a obstáculos y resistencia. Por otro lado, Robert Norton representa la integridad en un mundo injusto. En los Estados Unidos de entonces, la ley era desigual, especialmente en los estados del sur, donde las leyes de discriminación racial eran prevalentes.
Robert enfrenta un dilema personal que le rompe el alma, obligándolo a elegir entre ejercer la justicia racionalmente o dejarse llevar por su deseo de venganza. Este conflicto interno refleja la complejidad de la justicia en un mundo lleno de contradicciones. Además, la novela explora cómo las leyes antisemitas de los nazis tuvieron precedentes en las leyes raciales de Estados Unidos, mostrando que incluso en una democracia pueden existir graves injusticias. Victoria descubre que Estados Unidos no es el espacio de libertad y democracia que imaginaba, especialmente en un contexto de miedo al comunismo que restó derechos a los norteamericanos.