El papa Francisco optó por un método sencillo para su entierro, marcando un cambio respecto a las prácticas anteriores. En lugar de tres féretros tradicionales, eligió uno único hecho de madera y zinc. Esta decisión refleja su humildad y deseo de alejarse de lujos ceremoniales. Además, se une a otros cinco papas enterrados en Santa María Maggiore, una iglesia que apreciaba profundamente. Su fallecimiento fue consecuencia de un accidente cerebrovascular y problemas cardíacos.
El papa Francisco introdujo un cambio significativo en la tradición funeraria al elegir un ataúd simple frente a los tres féretros utilizados históricamente. Este gesto simboliza su preferencia por la modestia y rechazo a las excesivas formalidades. A través de esta decisión, expresó su deseo de mantenerse fiel a sus valores incluso después de su partida.
Anteriormente, los pontífices eran enterrados en tres capas distintas: ciprés, plomo y roble, cada una con un significado específico. Sin embargo, Francisco rompió con esta costumbre, optando por un enfoque más directo y cercano a la gente común. Este acto no solo marca un cambio físico en el ritual, sino también un mensaje profundo sobre la importancia de la simplicidad en la fe.
Francisco será inhumado junto a otros destacados papas en la Basílica de Santa María Maggiore, lugar que frecuentaba para orar durante su vida. Esta conexión personal con la iglesia le otorga un significado especial a su elección final. La proximidad a figuras históricas como Clemente VIII o Paulo V subraya su legado espiritual.
La Santa María Maggiore alberga tumbas de varios papas ilustres, convirtiéndola en un sitio de gran relevancia para la historia de la Iglesia. Para Francisco, este lugar representaba no solo un espacio sagrado, sino también un recordatorio constante de su misión terrenal. Al ser enterrado allí, deja un testimonio duradero de su devoción y amor por la iglesia, cerrando así su camino terrenal rodeado de quienes lo inspiraron.