El director ejecutivo de la JMAS, Alan Jesús Falomir Sáenz, ha destacado que este esfuerzo no solo refuerza el compromiso institucional con la transparencia, sino que también transforma los recibos de agua en herramientas educativas. Esta estrategia busca conectar directamente con miles de hogares chihuahuenses, promoviendo una cultura de responsabilidad gubernamental.
La importancia de utilizar canales accesibles para transmitir mensajes relevantes al público no puede subestimarse. En este caso, la JMAS aprovecha su vasta red de distribución mensual de cerca de 361 mil recibos como una plataforma única. Este método garantiza que la información llegue a todos los rincones del estado, independientemente de las barreras tecnológicas o geográficas que puedan existir.
Además, esta iniciativa no solo informa sobre regulaciones y mecanismos anticorrupción, sino que también fomenta una mayor conciencia ciudadana. Al hacer que la transparencia sea parte integral de la vida cotidiana, se está sembrando la semilla de un cambio cultural profundo.
El impacto esperado de esta medida trasciende lo puramente informativo. Al involucrar activamente a la población en temas de rendición de cuentas, se está construyendo una sociedad más empoderada y participativa. Este tipo de acciones fortalece la confianza entre los ciudadanos y sus instituciones, creando una relación basada en la honestidad y la colaboración mutua.
Más allá de su papel como difusor de información, este proyecto tiene el potencial de inspirar otras entidades públicas a adoptar enfoques innovadores similares. Al convertirse en un modelo exitoso, podría replicarse en otras regiones del país, amplificando aún más su alcance y efectividad.
El objetivo final de esta colaboración entre la JMAS y el SESEA es claro: promover una gestión gubernamental abierta, honrada y cercana a la sociedad. Esto no solo beneficia a los ciudadanos actuales, sino que también deja un legado positivo para las generaciones futuras. Al educar a la población sobre sus derechos y deberes, se está cultivando un ambiente donde la corrupción no tiene cabida.
Este tipo de iniciativas demuestra que incluso las herramientas más simples, como un recibo de agua, pueden tener un impacto significativo cuando se utilizan con creatividad y propósito. Es un recordatorio de que la transparencia no es solo una obligación legal, sino una oportunidad para reconstruir la confianza y mejorar la calidad de vida de todos.