La relación entre adultos mayores y el uso de tecnologías digitales ha generado debate en el ámbito científico. María Cerdán, neuróloga del Hospital Santa Lucía de Cartagena y experta en deterioro cognitivo, destaca que todos, independientemente de la edad, pueden verse influenciados por un uso excesivo o inadecuado de dispositivos electrónicos. En una entrevista reciente, Cerdán analiza cómo este fenómeno puede impactar negativamente en la salud mental y cognitiva de las personas mayores. Además, aborda aspectos clave como el tipo de uso, cómo identificar signos de dependencia tecnológica y sus consecuencias en este grupo etario.
En su análisis, Cerdán explica que el impacto de las pantallas no se limita únicamente al tiempo de exposición, sino también a cómo se utilizan dichas tecnologías. Mientras que en niños y adolescentes el tiempo es un factor crítico debido al desarrollo del cerebro, en adultos mayores, el modo en que interactúan con estos dispositivos cobra relevancia. Por ejemplo, realizar tareas productivas como trabajar en hojas de cálculo o investigar en línea difiere significativamente de actividades pasivas como jugar videojuegos repetitivos.
Uno de los desafíos principales radica en reconocer cuándo una persona está desarrollando una dependencia tecnológica. Según Cerdán, esto ocurre cuando el uso de dispositivos se convierte en una necesidad imperiosa, reemplazando otras actividades importantes. Ejemplos incluyen sentir ansiedad si se olvida el teléfono en casa, revisar compulsivamente notificaciones o preferir interactuar virtualmente antes que físicamente con quienes están cerca.
El impacto cognitivo de esta adicción es evidente. La especialista advierte sobre el declive neuronal asociado con la reducción de interacciones sociales y la exposición constante a contenidos triviales en internet. Este comportamiento puede afectar la capacidad de atención y memoria, incluso confundiendo a algunos pacientes con síntomas de demencia cuando en realidad enfrentan déficits atencionales relacionados con el mal uso de la tecnología.
Este tema subraya la importancia de fomentar hábitos saludables en el uso de tecnologías digitales entre los adultos mayores. Al priorizar actividades mentales estimulantes y mantener vínculos sociales sólidos, es posible mitigar los efectos adversos que podrían derivarse de una conexión excesiva con las pantallas. El mensaje clave es claro: el equilibrio y el propósito en el uso de estas herramientas son fundamentales para preservar tanto la salud física como mental.