En el corazón de las montañas noruegas, la familia real se reúne para celebrar la Navidad. Este año, a pesar de los recientes escándalos que han afectado a la monarquía, los miembros de la familia real optan por enfocarse en las tradiciones culinarias y familiares que marcan esta época del año. La Reina Sonia y el Rey Harald pasan sus días en Kongsseteren, mientras que los príncipes herederos comparten momentos con sus respectivas familias. Entre platos internacionales y recetas nacionales, la Navidad promete ser un tiempo de unión y buenos deseos.

Las Celebraciones Reales en un Ambiente de Tradición y Unidad Familiar

En este período festivo, los Reyes Harald y Sonia encuentran refugio en la tranquilidad de Kongsseteren, una residencia ubicada en las colinas de Oslo. Los príncipes herederos y sus hijos, Ingrid y Sverre, alternan entre reuniones con los soberanos y visitas a la cabaña familiar en Fjellsnaret, en Nore og Uvdal. Aunque los eventos relacionados con Marius, hijo mayor de la futura reina, han generado cierta tensión, la familia real muestra una sólida unidad durante estas fiestas.

Como es costumbre, la cocina juega un papel fundamental en estas celebraciones. Los platos típicos de la región se mezclan con influencias suecas, danesas e inglesas, reflejando las raíces multiculturales de la familia. Entre las preparaciones destacan el jamón navideño sueco, el pato navideño danés y el pudín británico. Sin embargo, este año se ha elegido un plato nacional: el bacalao noruego con coles de Bruselas y arroz salvaje, una receta que combina lo mejor de la gastronomía local.

El menú incluye lomos de bacalao fresco cocinados al punto justo, acompañados de coles de Bruselas salteadas con vino blanco y un arroz salvaje perfumado con laurel. Este plato no solo celebra la riqueza del mar noruego, sino que también simboliza la conexión de la familia con sus raíces históricas.

Desde la perspectiva de un periodista, estas celebraciones ofrecen una visión íntima de la monarquía, mostrando cómo, incluso frente a desafíos, la familia real mantiene viva su tradición y fortaleza. Las fiestas navideñas son un momento de reflexión sobre el valor de la unidad familiar y la importancia de preservar las costumbres que nos conectan con nuestro pasado.