El lunes 6 de enero, los Reyes Felipe y Letizia presidieron la tradicional Pascua Militar en el Palacio Real de Madrid. Este acto marca el inicio oficial del calendario real para el año 2025 tras las festividades navideñas. La Reina Letizia, conocida por su elegancia impecable, volvió a ser el centro de atención con su vestimenta sofisticada. En esta edición, optó por un conjunto burdeos que incluyó una falda reciclada y un abrigo de pelo negro. Además, la princesa Leonor asistió por segunda vez al evento, luciendo su uniforme militar antes de embarcarse en su viaje a bordo del buque Juan Sebastián Elcano.
En un día soleado de principios de enero, el Palacio Real de Madrid se vistió de gala para acoger la histórica Pascua Militar. Los Reyes Felipe y Letizia inauguraron formalmente el nuevo año con este importante acto castrense. Durante dos décadas, la Reina ha sido un faro de elegancia, destacando especialmente en esta ocasión con un conjunto burdeos compuesto por un suéter largo y una falda recta hasta los pies, ambas piezas cuidadosamente seleccionadas para la ocasión. Esta falda, particularmente notoria por su diseño fluido y pronunciada abertura frontal, ya había sido utilizada previamente en 2019. Completó su look con un abrigo de pelo negro con mangas largas y cuello de piel, así como accesorios discretos pero sofisticados, como pendientes de perlas y diamantes y un clutch rectangular.
En cuanto a su propuesta de belleza, doña Letizia eligió un maquillaje sutil y elegante, marcado por cejas laminadas y labios con gloss. Su cabello, suelto y ondulado en las puntas, añadió un toque final de distinción.
Por otro lado, la princesa Leonor, quien participó en su segundo encuentro castrense, lució el traje de guardiamarina. Este fue su último acto oficial antes de su próximo viaje en el buque Juan Sebastián Elcano. Su atuendo incluyó un moño trenzado y pequeños pendientes de diamantes, además de la insignia del Toisón de Oro y la banda de la Orden de Carlos III.
Este evento no solo es un hito en el calendario real sino también una oportunidad para admirar la exquisitez y precisión en cada detalle de la indumentaria de la familia real española.
Desde la perspectiva de un observador, este evento destaca no solo por su importancia protocolaria, sino también por cómo refleja la continuidad y evolución de las tradiciones reales. Cada elemento, desde la elección de vestuario hasta los detalles de belleza, demuestra un equilibrio entre modernidad y respeto a la historia. Es un recordatorio de cómo la monarquía española sigue siendo relevante y admirada en la actualidad, manteniendo vivas sus tradiciones mientras avanza hacia el futuro.