En un reconocimiento a su destacada carrera, la fotógrafa mexicana Graciela Itúrbide ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Este prestigioso premio coloca a Itúrbide entre figuras icónicas como Joan Manuel Serrat y Meryl Streep. Su obra, profundamente arraigada en la cultura popular mexicana y cargada de simbolismo surrealista, combina lo documental con lo poético. A través de imágenes en blanco y negro, retrata no solo lo visible, sino también lo que siente, invitando al espectador a explorar más allá de la superficie.
El jurado destacó la innovadora mirada artística de Itúrbide, cuya lente capta tanto la cruda realidad social como momentos mágicos espontáneos. Su trayectoria comenzó tras una serie de transformaciones personales: nacida en una familia numerosa, dejó su deseo de ser escritora para casarse joven y formar una familia. Sin embargo, tras la pérdida de una hija y su divorcio, redescubrió su vocación por la imagen, primero a través del cine y luego de la fotografía.
En 1970, ingresó en una escuela de fotografía donde encontró en Manuel Álvarez Bravo, un maestro ético y técnico. Bajo su guía, aprendió la importancia de la paciencia y la observación, conceptos clave en su estilo único. Un viaje revelador en 1971 al interior de México le permitió fotografiar comunidades indígenas, como los seris de Sonora, dando lugar a su famosa serie "Los que viven en la arena". Allí emergió "Mujer ángel", una imagen emblemática que mezcla tradición y surrealismo.
El surrealismo y el feminismo son hilos conductores en su trabajo. En los años 80 y 90, Itúrbide capturó desde vírgenes barrocas hasta autorretratos con símbolos femeninos poderosos. Su paso por Juchitán, una comunidad regida por un matriarcado zapoteca, resultó en imágenes icónicas como la de una mujer con una iguana sobre su cabeza, reflejando la fuerza femenina. Además, sus pájaros recurrentes simbolizan libertad y espiritualidad.
Con esta distinción, Itúrbide se convierte en la primera mexicana en recibir el premio, consolidándose como una figura fundamental en la fotografía contemporánea. Su obra sigue inspirando y conectando generaciones, mostrando cómo la fotografía puede ser un puente entre lo cotidiano y lo eterno.