En un día lleno de emociones, el Torneo de Río de Janeiro vio caer a uno de sus ídolos locales, mientras que emergían nuevos triunfadores. El joven João Fonseca, reciente campeón del Torneo de Buenos Aires, no pudo superar la presión y fue derrotado por el francés Alexandre Muller. A pesar del apoyo masivo de los espectadores, Fonseca mostró nerviosismo y falta de precisión en su juego. En contraste, Alexander Zverev avanzó a los octavos de final con un partido difícil pero victorioso contra el chino Yunchaokete Bu. Los tenistas españoles Pedro Martínez y Roberto Carballés no tuvieron tanta fortuna, cayendo ante competidores argentinos.
El martes en la Pista Central Gustavo Kuerten, en medio de una atmósfera vibrante, el público local aguardaba ansioso el debut de João Fonseca, quien ingresó al campo acompañado de un perrito. Sin embargo, la tensión fue evidente desde el inicio, cuando Fonseca, apenas logró sumar dos puntos en sus dos primeros turnos de servicio, permitiendo a Muller tomar ventaja temprana con un marcador de 6-1 en el primer set. Aunque el segundo set comenzó con mayor resistencia por parte de Fonseca, quien salvó seis bolas de rotura, la experiencia de Muller prevaleció en el desempate, culminando con una victoria de 7-6 (4). Tras el encuentro, Muller destacó la dureza del partido y su satisfacción por haber logrado la victoria ante un rival formidable y frente a una multitud de aproximadamente cinco mil personas.
Desde la perspectiva de un periodista, este resultado subraya la importancia de manejar la presión en eventos de alto perfil. Mientras que Fonseca demostró talento y potencial, la capacidad de mantener la calma bajo presión puede ser un factor decisivo en la trayectoria de un atleta. Para los aficionados, esta jornada ofreció un recordatorio de lo impredecible y emocionante que puede ser el deporte, donde incluso los favoritos pueden tropezar y los menos conocidos brillar.