En los últimos años, el accesorio que antes se asociaba principalmente con deportes de invierno ha encontrado su camino en las calles más chic del mundo. La balaclava, una prenda que cubre gran parte de la cabeza y deja el rostro expuesto, ha evolucionado desde ser un elemento funcional hasta convertirse en una pieza clave en el vestuario de las fashionistas. Este cambio comenzó durante una Semana de la Moda especialmente fría en Nueva York, donde las invitadas optaron por este artículo para mantenerse calientes sin sacrificar el estilo. Hoy, la balaclava está ganando popularidad entre las amantes de la moda, quienes la incorporan en sus looks diarios de formas creativas y originales.
La aparición de la balaclava en la moda urbana no fue accidental. En aquel febrero gélido hace tres años, las neoyorquinas enfrentaron temperaturas extremadamente bajas durante la Semana de la Moda. En lugar de renunciar a su estilo distintivo, estas mujeres innovadoras encontraron en la balaclava una solución práctica y elegante. Desde entonces, este accesorio ha ido ganando terreno en el street style, desafiando las convenciones tradicionales de la moda. Al igual que las sandalias Birkenstock, la balaclava ha logrado pasar de ser objeto de críticas a convertirse en un must-have para las más estilosas.
Las influencers españolas han sido pioneras en mostrar cómo integrar la balaclava en diferentes contextos. María G. de Jaime, por ejemplo, demostró que esta prenda puede adaptarse incluso a un look formal al combinarla con una americana oversize. Por otro lado, Isabelle Junot sugirió un enfoque más casual, utilizando una balaclava beis con un jersey cómodo para un día en Madrid. Otros diseños, como el de María Valdés, incluyen detalles prácticos como botones, permitiendo quitar y poner la prenda sin preocuparse por despeinarse. Además, existen versiones artesanales, como la capota de crochet de Minia Marcos Spiegelberg, que añade un toque handmade a cualquier outfit.
La versatilidad de la balaclava también se refleja en su capacidad para adaptarse a diferentes ocasiones. María Hernández la llevó en su viaje a Roma, combinándola con un jersey acanalado para protegerse del frío mientras mantenía un aspecto sofisticado. Y para aquellos que buscan algo fuera de lo común, Andi Washington presentó una versión estampada con rayas azules y una lazada ancha, ofreciendo un contrapunto fresco a los tonos neutros predominantes en esta temporada. Así, la balaclava no solo es una opción práctica para el invierno, sino también un accesorio lleno de posibilidades creativas.
Desde su debut en condiciones climáticas adversas hasta su consolidación como tendencia de moda, la balaclava ha demostrado ser mucho más que un simple accesorio. Con su capacidad para adaptarse a diversos estilos y ocasiones, este elemento ha cautivado tanto a las amantes de la moda como a las seguidoras de tendencias. Su presencia en las calles y en las redes sociales indica que estamos ante una pieza que ha venido para quedarse, redefiniendo los límites entre funcionalidad y estilo.