Mariana Capurro, psicóloga especializada en disciplina positiva y educación emocional, ha lanzado recientemente un libro titulado Permiso para educar, que proporciona herramientas basadas en la evidencia científica para una crianza consciente y respetuosa en los primeros años de vida. El texto aborda temas cruciales como establecer límites sin conflictos y ayudar a los niños a gestionar sus emociones. A través de una entrevista, Capurro explica cómo este enfoque puede transformar la relación entre padres e hijos, promoviendo un entorno donde ambos crecen juntos.
Capurro enfatiza la importancia de enseñar a los niños estrategias de autorregulación desde temprana edad. Actividades como la respiración profunda y la verbalización de emociones pueden ser herramientas valiosas para que los pequeños manejen sus sentimientos de manera efectiva. Este enfoque no solo fortalece el vínculo familiar, sino que también contribuye al desarrollo emocional del niño. La autora destaca que adoptar una crianza respetuosa implica cuestionar métodos tradicionales y abrirse a nuevas formas de educar, lo cual requiere valentía y compromiso.
El cambio hacia una crianza más consciente es un proceso que desafía paradigmas arraigados. Los padres deben examinar críticamente las prácticas heredadas y buscar alternativas más empáticas. Esto incluye validar las emociones de los niños y construir un diálogo bidireccional, donde ambas partes se sientan escuchadas y comprendidas. Capurro menciona que este enfoque fomenta un equilibrio en el que el respeto fluye en ambas direcciones, tanto hacia el adulto como hacia el niño.
En la era digital, aunque la información sobre crianza es abundante, su implementación práctica sigue siendo un desafío. Cada familia tiene su propia dinámica y necesidades únicas, por lo que aplicar teorías generales requiere adaptación personal. Capurro sugiere que los padres realicen un trabajo de autoconocimiento y busquen apoyo profesional cuando sea necesario. Además, los grupos de apoyo pueden ser una excelente fuente de inspiración y orientación mutua.
Para revertir la tendencia de centrarse en nuestras propias necesidades antes que en las de nuestros hijos, es vital comprender el desarrollo infantil y ajustar nuestras expectativas en consecuencia. Validar las emociones y necesidades de los niños es crucial para fortalecer su confianza y autonomía. Al mismo tiempo, es importante evitar errores comunes como la sobreprotección o la falta de límites claros, que pueden afectar negativamente su desarrollo emocional y social.
Finalmente, Capurro insiste en la importancia del autocuidado parental. Mantener un equilibrio saludable entre las responsabilidades familiares y personales es esencial para ofrecer una presencia emocional estable. Pequeñas acciones diarias, como tomar unos minutos para relajarse o delegar tareas, pueden marcar una gran diferencia. Un padre cuidado es un mejor modelo de salud emocional para sus hijos, promoviendo así un ciclo virtuoso de bienestar familiar.