La princesa de Orange ha dado un paso significativo en su papel como heredera al trono neerlandés. Durante su visita a Polonia para conmemorar el 80º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, la joven de 21 años demostró su compromiso con responsabilidades internacionales cada vez más importantes. Acompañada por sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, Amalia fue recibida en Katowice por altas autoridades polacas. Vestida de luto, la princesa recibió un ramo de flores del presidente del Comité Holandés de Auschwitz, con quien mantuvo una breve conversación que subrayó la solemnidad del momento.

Este viaje también ofreció un espacio para reuniones personales. La presencia de Amalia en Polonia le permitió encontrarse con los reyes Felipe y Letizia de España, con quienes comparte una estrecha relación. Esta conexión se fortaleció durante el tiempo que la princesa vivió en Madrid, donde disfrutó del apoyo y la amistad de la familia real española. Este vínculo especial quedó evidenciado en diversas ocasiones, incluyendo la cena de gala celebrada durante la visita de Estado de los Reyes de España a Países Bajos. Además, la princesa ha coincidido con ellos en eventos internacionales, como la final de baloncesto en los Juegos Olímpicos de París, donde compartieron momentos de camaradería y complicidad.

El acto en Auschwitz no solo marcó un hito en la agenda internacional de Amalia, sino que también sirvió como oportunidad para encontrarse con otros miembros de las monarquías europeas. Entre ellos, destacaron los príncipes Haakon de Noruega y la princesa Victoria de Suecia. La participación de la futura reina neerlandesa en este evento simboliza el creciente papel de la juventud real en asuntos de memoria histórica y reconciliación. En un mundo que busca unidad y paz, la figura de Amalia emerge como un ejemplo de liderazgo joven y responsable, dispuesta a honrar el pasado mientras construye un futuro mejor.