La vida de Belle y sus hijos se desarrolla en Londres debido a las prometedoras carreras deportivas de Iago e Isago, quienes forman parte de las divisiones juveniles del Chelsea. Por su parte, Thiago Silva continúa su trayectoria profesional en el Fluminense, estableciéndose en Río de Janeiro. A pesar de la distancia geográfica, la familia encuentra momentos para reunirse siempre que sus compromisos lo permiten.
La rutina diaria de Belle en la capital británica está centrada en apoyar los sueños futbolísticos de sus hijos. Mientras tanto, Thiago Silva forja un nuevo capítulo en su carrera profesional en Brasil. La separación física no impide que mantengan una conexión emocional fuerte.
En el caso de Belle, residir en Londres le permite brindar asistencia directa a sus hijos en su desarrollo como futuros talentos deportivos. Los muchachos están inmersos en un entorno competitivo dentro del Chelsea, lo cual exige dedicación completa tanto de ellos como de su madre. En contraste, Thiago Silva enfrenta desafíos distintos en su nueva etapa con el Fluminense. Aunque viven en países diferentes, ambos padres aseguran que la comunicación constante ayuda a mantener la unidad familiar intacta.
A pesar de los horarios ajustados, la familia logra encontrar tiempo para reuniones periódicas. Estos encuentros son oportunidades valiosas para fortalecer vínculos afectivos. Las breves visitas se convierten en momentos clave para compartir experiencias y mantener vivas las tradiciones familiares.
Cuando surge un espacio en sus respectivas agendas, planifican cuidadosamente cada encuentro para maximizar el tiempo juntos. Ya sea en tierras europeas o brasileñas, estos momentos compartidos resultan esenciales para equilibrar las demandas profesionales con la necesidad de preservar lazos familiares estrechos. A través de estas reuniones, la familia Silva refuerza su capacidad para superar las barreras impuestas por la distancia geográfica, demostrando que la proximidad emocional puede trascender kilómetros y océanos.