Un informe reciente revela que un 9% de las carreteras españolas presentan alto riesgo para los usuarios, totalizando 2.838 kilómetros en mal estado dentro de la red evaluada. Además, se han identificado 82 tramos peligrosos, con 21 catalogados como "negros" (riesgo máximo) y 61 como "rojos" (riesgo medio-alto). Para combatir este problema, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado nuevas tecnologías, como radares móviles, sistemas inteligentes de transporte y plataformas conectadas.
Además de estos avances tecnológicos, se han anunciado planes para instalar 122 nuevos puntos de control de velocidad hacia 2025. La plataforma DGT 3.0 también busca mejorar la seguridad mediante información en tiempo real sobre averías, obras y otros eventos en las vías, facilitando una movilidad más segura e interconectada.
La DGT está liderando esfuerzos innovadores para reducir la siniestralidad vial. Entre estas medidas destacan la instalación de radares móviles en áreas críticas y la adopción de sistemas inteligentes de transporte (ITS), diseñados para optimizar la gestión del tráfico.
Estos avances incluyen la implementación de 15 radares móviles capaces de supervisar hasta seis carriles simultáneamente, con una inversión inicial de 975.000 euros. Paralelamente, la plataforma DGT 3.0 actúa como un nexo centralizado para conectar todos los actores clave del ecosistema de movilidad. Este sistema permite compartir datos actualizados entre fabricantes de vehículos, aplicaciones de navegación y autoridades locales, mejorando así la toma de decisiones en tiempo real. Por ejemplo, conductores pueden recibir avisos instantáneos sobre condiciones climáticas adversas o presencia de ciclistas en su ruta, lo que reduce significativamente el riesgo de accidentes.
El informe destaca varias carreteras con alto índice de peligrosidad, especialmente en Cataluña, Andalucía y Galicia. En respuesta, se han delineado estrategias específicas para mitigar estos riesgos a través de infraestructuras más seguras y vigilancia constante.
Entre los tramos más problemáticos figuran la N-260 en Cataluña y la N-340 en la Comunidad Valenciana. Para abordar esta situación, la DGT ha desplegado una serie de iniciativas, como la colocación de 24 nuevos radares fijos y móviles en regiones estratégicas del país. Estos dispositivos no solo monitorean velocidades excesivas sino que también generan datos valiosos para analizar patrones de conducción en zonas específicas. A largo plazo, la meta es integrar completamente estas soluciones tecnológicas con la plataforma DGT 3.0, garantizando una experiencia de conducción más segura y eficiente para todos los usuarios de las carreteras españolas.