Ante las acusaciones de manipulación de puntuaciones de sedes por parte de María Tato, ex responsable del proyecto, los ex miembros del comité Fernando Sanz y Jorge Mowinckel han respondido con un escrito presentado ante la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y el Consejo Superior de Deportes. En este documento, rechazan cualquier implicación en dichas acciones y cuestionan la veracidad de una supuesta reunión clave mencionada por Tato. A su vez, destacan el trabajo excepcional realizado durante la candidatura a pesar de las dificultades institucionales.
Sanz y Mowinckel critican duramente la falta de rigor en la investigación interna realizada por la RFEF sobre el caso. Según ellos, no hay evidencia que respalde la existencia de una reunión para modificar las puntuaciones, ni se identificaron a los participantes ni sus conclusiones. Además, subrayan que la crisis actual no debe ensombrecer los logros alcanzados durante el proceso, incluyendo la consolidación de una alianza con Marruecos y Portugal que obtuvo altas valoraciones de la FIFA.
Fernando Sanz y Jorge Mowinckel desmienten las acusaciones vertidas contra ellos mediante un análisis detallado de los hechos. Señalan inconsistencias significativas en la narrativa presentada por María Tato, especialmente respecto a la presunta reunión del 26 de junio donde supuestamente se modificaron las puntuaciones de las sedes. Argumentan que esta reunión carece de documentación sólida que la avale.
En su escrito, ambos ex integrantes recalcan que no existe registro alguno que pruebe la participación de terceros o las conclusiones derivadas de dicho encuentro. Más aún, resaltan cómo la RFEF ha aceptado estas afirmaciones sin exigir pruebas mínimas, lo cual perciben como una falta grave de diligencia por parte de la entidad. Este punto es crucial en su argumentación, ya que consideran que las decisiones deben basarse en datos concretos y no en meras especulaciones. Para ellos, el episodio refleja una gestión deficiente que requiere mayor transparencia por parte de quienes tenían autoridad ejecutiva en ese momento.
A pesar de la polémica, Sanz y Mowinckel enfatizan el mérito colectivo detrás de la exitosa candidatura conjunta con Marruecos y Portugal. Subrayan que, incluso frente a una inestabilidad institucional marcada por cambios constantes en la dirección de la RFEF, el equipo logró resultados impresionantes. La colaboración entre tres países generó una propuesta robusta que obtuvo reconocimiento tanto de la FIFA como de otras federaciones.
Este éxito colectivo, según explican, no debe opacarse debido a actos individuales cuya claridad aún está pendiente. Destacan cómo, gracias a un enfoque estratégico y técnico sobresaliente, España consiguió posicionarse nuevamente como anfitriona potencial de un evento deportivo mundialista tan relevante como lo fue hace seis décadas. Su conclusión invita a centrarse en los logros alcanzados y a dejar que las investigaciones correspondientes determinen si hubo irregularidades, sin permitir que esto disminuya el orgullo asociado al trabajo conjunto desarrollado durante el período de candidatura.