La práctica de otorgar recompensas para modificar conductas en niños es común tanto en casa como en las escuelas. Sin embargo, esta estrategia ha generado controversia entre expertos. Mientras algunos sostienen que los premios son efectivos y necesarios para fomentar buenos comportamientos, otros argumentan que pueden tener efectos negativos a largo plazo. Este artículo explora diferentes perspectivas de profesionales en psicología y educación, ofreciendo un análisis equilibrado de los pros y contras de este método.
En una conversación con tres especialistas destacados en el campo, se destaca la importancia de considerar los diversos puntos de vista. La psicóloga M.ª Ángeles Hernández Rodríguez defiende que cada acción debe tener una consecuencia correspondiente, ya sea positiva o negativa. Según ella, el refuerzo positivo puede ser una herramienta eficaz para regular el comportamiento, aumentando la frecuencia de acciones adecuadas. Por otro lado, Beatriz Muñoz, educadora Montessori, advierte que el uso excesivo de premios puede inhibir la motivación intrínseca de los niños, afectando su confianza y autonomía. Ana Roa, autora y pedagoga, ofrece una visión intermedia, sugiriendo que los premios pueden ser útiles cuando se aplican proporcionalmente y de manera adecuada.
Los expertos coinciden en que el reconocimiento social y emocional, como elogios y atención, son formas poderosas de reforzar comportamientos positivos. Sin embargo, es crucial no caer en patrones de control que puedan dañar la relación entre adultos y niños. Además, se enfatiza la importancia de reforzar el proceso y no solo el resultado final, así como evitar el refuerzo involuntario de malas conductas. En resumen, el uso de premios debe ser cuidadosamente planificado y adaptado a las necesidades individuales de cada niño.
Desde la perspectiva de estos expertos, queda claro que el empleo de premios en la educación infantil requiere un enfoque equilibrado. Si bien pueden ser útiles para guiar y motivar, también es vital fomentar la autonomía y el desarrollo personal de los niños. Es importante que los padres y educadores reflexionen sobre el propósito y el impacto a largo plazo de sus métodos, buscando siempre promover la autoestima y el pensamiento crítico en los pequeños.