Las dinámicas familiares juegan un papel crucial en la formación del carácter de los individuos. Un estudio reciente llevado a cabo por universidades canadienses ha revelado que crecer en familias con varios hermanos puede influir significativamente en rasgos como la cooperación, la honestidad y la humildad. A pesar de los desafíos que enfrentan las familias numerosas en términos de organización y recursos, estos entornos pueden fomentar valores importantes que perduran hasta la edad adulta. Sin embargo, la tendencia global hacia una menor natalidad plantea preguntas sobre cómo estas dinámicas cambiarán en el futuro.
La investigación canadiense examinó a más de 700,000 adultos y descubrió que aquellos que se criaron con múltiples hermanos tienden a ser más solidarios y amables. Estos atributos no solo se manifiestan durante la infancia, sino que persisten en la vida adulta. Los investigadores también analizaron si el orden de nacimiento dentro de la familia afectaba estas cualidades. Los resultados indicaron que los segundos y terceros hijos, así como los menores de la familia, mostraban niveles superiores de cooperación y solidaridad comparados con sus hermanos mayores. Este hallazgo sugiere que la posición en la familia puede tener un impacto duradero en el desarrollo del carácter.
Además de explorar el efecto de tener hermanos, el estudio abordó la cuestión del orden de nacimiento. En estudios previos, se había observado que los primeros hijos obtenían puntuaciones ligeramente más altas en pruebas de inteligencia. El nuevo trabajo respaldó esta conclusión y extendió su análisis para incluir otros aspectos del carácter. Los hallazgos indican que mientras los primeros hijos podrían tener ventajas intelectuales, los hermanos menores exhiben mayor empatía y colaboración. Esto podría deberse a la experiencia de compartir y negociar desde una edad temprana.
Aunque los beneficios de crecer con hermanos son evidentes, la realidad demográfica en muchos países muestra una disminución en el número de nacimientos. En España, por ejemplo, la tasa de natalidad ha caído consistentemente en la última década. Según datos oficiales, en 2023 hubo 320,656 nacimientos, lo que representa un descenso del 2,6% respecto al año anterior. Esta tendencia se debe en parte a que las mujeres están teniendo menos hijos o ninguno en absoluto. Además, muchas deciden comenzar sus familias después de los 30 años, reduciendo las posibilidades de tener múltiples hijos. No obstante, cuando las parejas sí deciden tener descendencia, es común que opten por dos hijos.
Los hallazgos de este estudio subrayan la importancia de las interacciones fraternal en el desarrollo personal. Mientras que las familias numerosas enfrentan desafíos logísticos y económicos, ofrecen un entorno rico en oportunidades para aprender valores cruciales. En contraste, la disminución de la natalidad podría alterar estas dinámicas, lo que implica nuevas consideraciones para las futuras generaciones. La investigación destaca la necesidad de comprender mejor cómo las estructuras familiares influyen en el crecimiento y desarrollo de los individuos.