La menopausia trae consigo una serie de cambios físicos y emocionales que pueden ser desafiantes. Sin embargo, el ejercicio se ha convertido en un aliado esencial para las mujeres durante esta etapa vital. Jennifer Aniston, a sus 55 años, ha encontrado en el método Pvolve, creado por Rachel Katzman, una forma de mantenerse en forma y mejorar su salud general. Este entrenamiento funcional de bajo impacto, que utiliza elementos como bandas elásticas, ha demostrado ser especialmente beneficioso para las mujeres en la menopausia, según un estudio de la Universidad de Exeter. El estudio revela que este tipo de ejercicios puede mejorar significativamente la fuerza y el equilibrio, lo cual es crucial para prevenir caídas y fracturas comunes en esta etapa.
El método Pvolve ofrece una alternativa eficaz para mantenerse activa durante la menopausia. Con ejercicios funcionales y de bajo impacto, este programa no solo fortalece los músculos y articulaciones, sino que también mejora la flexibilidad y estabilidad corporal. Las mujeres que practican Pvolve experimentan una mayor energía y fuerza sin sentirse agotadas, lo que fomenta una rutina constante y gratificante.
Los ejercicios incluyen movimientos de fortalecimiento con bandas de resistencia y pesas, así como ejercicios de equilibrio y estabilidad. Estos movimientos son adaptados a los movimientos naturales del cuerpo, lo que reduce el riesgo de lesiones. Además, el estudio de la Universidad de Exeter mostró un aumento significativo en la función de la cadera y la fuerza de la parte inferior del cuerpo, mejorando la calidad de vida de las participantes. La investigación también destacó que estos ejercicios pueden realizarse en cualquier lugar, lo que facilita su incorporación en la rutina diaria.
El ejercicio físico durante la menopausia no solo tiene efectos positivos en el cuerpo, sino que también influye en el bienestar emocional. Las mujeres que mantienen una rutina regular de actividad física reportan menos síntomas depresivos y una mayor sensación de control sobre su energía y fatiga. El movimiento libera endorfinas, promoviendo una sensación de bienestar y confianza en uno mismo.
Laura Carreño, entrenadora personal, enfatiza la importancia de adaptar los programas de entrenamiento a las necesidades individuales de cada mujer. En esta etapa, el cuerpo cambia y requiere cuidados específicos. Los ejercicios de ligero impacto y el trabajo con fuerza son esenciales para prevenir la osteoporosis y la sarcopenia. Además, el entrenamiento cardiovascular debe mantenerse para asegurar una salud óptima. Expertos como Víctor Díaz resaltan que el ejercicio de fuerza mejora la composición corporal, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y favorece el equilibrio metabólico, todo lo cual contribuye a una mejor calidad de vida durante y después de la menopausia.