En el corazón de Salamanca, la historia de Pedro Gutiérrez Moya, también conocido como El Capea, se erige como una leyenda viva del toreo. Nacido en las orillas pobres del río Tormes, este destacado torero transformó su vida a través de su pasión y habilidad con los toros. En 1985, tras una estancia reveladora en México, regresó a España reinventándose como una figura icónica. Su trayectoria abarca décadas de lucha contra prejuicios y desafíos tanto dentro como fuera de la plaza, marcando un antes y después en la historia del toreo español.
Durante su juventud, Pedro Gutiérrez encontró refugio en la escuela taurina "La Capea", donde comenzó su formación. Desde temprana edad, mostró un talento innato que lo llevó a alternativas importantes, incluyendo aquella memorable noche en Bilbao en 1972, cuando Francisco Camino le otorgó su alternativa frente a miles de espectadores. Aunque rápidamente escaló posiciones liderando años cruciales en el escalafón (1975, 1976, 1978, entre otros), enfrentó críticas duras por su estilo rápido y supuestamente carenciado de sentimiento. Sin embargo, fue precisamente esta combinación única de agallas y técnica lo que lo convirtió en un ícono transoceánico.
Su carrera alcanzó nuevas alturas tras su paso por México entre 1984 y 1985, donde descubrió un temple diferente que cambió su forma de torear. Esta experiencia culminó en una reivindicación personal durante la feria de San Isidro de 1985, donde triunfó con dos toros completamente opuestos: uno manso y otro fiero. Este último, Cumbreño, simbolizó su capacidad para superar obstáculos insalvables y ganarse el respeto eterno de Las Ventas.
Además de sus logros artísticos, El Capea vivió de cerca las complejidades de una época histórica clave: la transición política española y la evolución del propio toro lidiable. Estas circunstancias lo moldearon como un torero adaptativo e intuitivo, capaz de anticipar movimientos y comportamientos de los animales más allá de lo evidente. Su relación con figuras emblemáticas como Paco Camino y su perspectiva sobre la actualidad del toreo demuestran una sabiduría acumulada a lo largo de décadas.
En contraste con épocas anteriores, la actualidad del mundo taurino presenta nuevos desafíos. Para El Capea, la homogeneización del toro ha afectado negativamente la sorpresa y originalidad que caracterizaba antaño al arte del toreo. Asimismo, lamenta el declive de plazas históricas como Bilbao y la situación actual de México, cuna de muchos de sus grandes triunfos.
A pesar de las dificultades, Pedro Gutiérrez Moya conserva una esencia sencilla que refleja su origen humilde. Su legado perdura no solo en las cifras impresionantes de su carrera, sino en la admiración que inspira entre aficionados y colegas. A través de su dedicación y autenticidad, El Capea dejó huella imborrable en el universo taurino, demostrando que el verdadero arte radica en la conexión visceral con el toro y la valentía de reinventarse constantemente.