En una entrevista reciente, la actriz Lily-Rose Depp compartió los desafíos que enfrentó al interpretar a Ellen en la nueva versión de Nosferatu. Este papel no solo representa un hito en su carrera, sino que también explora temas profundos sobre el cuerpo femenino y la opresión histórica. A través de esta adaptación dirigida por Robert Eggers, Depp tuvo que enfrentarse a las limitaciones impuestas por un corsé de época, un elemento crucial para entender tanto la trama como el estado emocional de su personaje. La historia, que retoma elementos clásicos del cine de vampiros, se centra ahora en la perspectiva de Ellen, ofreciendo una visión más compleja y rica del mito.
En el corazón de la primavera europea, la actriz de 25 años, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, se sumergió en el intenso rodaje de la película. El corsé de época, lejos de ser un simple accesorio, se convirtió en un verdadero obstáculo. Este atuendo, utilizado en siglos pasados para moldear el cuerpo femenino, simboliza tanto la belleza como la restricción. En aquella época, según Depp, se creía que un corsé ajustado mantenía el útero en su lugar, evitando así cualquier signo de histeria o locura. Sin embargo, este corsé transformaba completamente la experiencia física y emocional de la actriz, alterando su respiración y movimientos, lo que intensificaba la sensación de pánico que su personaje debía transmitir.
La dirección meticulosa de Robert Eggers, conocido por sus películas como La bruja y El faro, busca recrear con fidelidad la atmósfera oscura y angustiada del original de F.W. Murnau. En esta nueva versión, Ellen emerge como el centro de la narrativa, con su respiración entrecortada y mirada perdida dominando cada escena. Para prepararse, Depp se inspiró en la danza butoh japonesa, una técnica que busca un abandono total del yo, permitiéndole explorar estados de conciencia alterados. Esta aproximación, junto con la laboriosa ensayos con el corsé, contribuyó a crear una interpretación física y psicológicamente intensa.
A pesar de los desafíos, Depp encontró en este papel una oportunidad para profundizar en temas oscuros y complejos. «Soy más de llorar que de reír», confesó, revelando su inclinación hacia personajes tormentosos. Además, habló sobre cómo ha tenido que demostrar constantemente que no es un "nepo baby", superando prejuicios y trabajando duro para ganarse el respeto en la industria.
Finalmente, la película brilla por su rechazo a los efectos digitales, optando por una estética artesanal y pictórica. El resultado es una obra que, aunque fiel al espíritu original, ofrece una nueva perspectiva sobre el eterno mito del vampiro, reinterpretado a través de los ojos de Ellen.
Desde la perspectiva de un espectador, esta versión de Nosferatu nos invita a reflexionar sobre el peso de las tradiciones y las expectativas sociales que imponemos a los cuerpos femeninos. La lucha de Ellen por liberarse de estas restricciones, tanto físicas como psicológicas, resuena con las experiencias contemporáneas de muchas mujeres. Al mismo tiempo, la interpretación de Depp nos muestra que incluso en los momentos más oscuros, existe una belleza y fuerza inesperadas. En última instancia, esta película no solo es un homenaje al cine clásico, sino también un llamado a reconsiderar los roles y representaciones femeninas en la cultura popular.