El sarcoma uterino, un tipo de tumor poco común que afecta principalmente a mujeres mayores de 40 años, puede ser fácilmente confundido con otros problemas debido a sus síntomas no específicos. Este artículo explora las características, factores de riesgo, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, proporcionando una visión completa para entender cuándo es necesario buscar atención médica especializada.
Este cáncer representa apenas entre el 3% y el 7% de todos los cánceres uterinos. A diferencia de los carcinomas endometriales, que se originan en la capa interna del útero, los sarcomas uterinos surgen de la capa muscular conocida como miometrio. Los tipos más frecuentes incluyen leiomiosarcomas y sarcomas del estroma endometrial, aunque existen otras variantes menos comunes.
Los sarcomas uterinos son tumores heterogéneos que pueden presentarse en varias formas. El leiomiosarcoma es el más prevalente, seguido por los sarcomas del estroma endometrial, que se clasifican en bajo y alto grado. También existen otros subtipos menos frecuentes como adenocarcinomas, sarcomas indiferenciados y tumores de células epitelioides perivasculares (PEComa). Cada uno de estos presenta características únicas que influyen en su evolución y pronóstico.
El diagnóstico inicial implica una evaluación clínica y exploraciones ginecológicas, pero la confirmación definitiva requiere análisis histológico mediante biopsia. Estudios adicionales como resonancia magnética y tomografía computarizada ayudan a determinar la extensión del tumor. En etapas tempranas, la cirugía es el tratamiento principal, que puede incluir histerectomía y, en algunos casos, extirpación de ovarios y trompas de Falopio.
El abordaje terapéutico debe ser personalizado y multidisciplinar, especialmente en centros especializados. Además de la cirugía, la quimioterapia puede ser recomendada dependiendo del tipo y grado del sarcoma. La investigación continúa siendo crucial para mejorar el manejo de esta enfermedad, ya que los ensayos clínicos enfrentan desafíos para reclutar suficientes pacientes debido a su baja incidencia. En estadios avanzados, la quimioterapia suele ser el tratamiento principal, aunque su efectividad varía según el subtipo y la agresividad del tumor.