En nuestra sociedad, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) suele asociarse con niños hiperactivos y distraídos. Sin embargo, existe una variante menos conocida que desafía esta percepción: el TDAH de tipo inatento. Este trastorno presenta síntomas opuestos a los clásicos, caracterizándose por la hipoactividad y dificultades en la concentración. A través de la experiencia de profesionales como Paloma Rey, psicóloga infantil, exploramos cómo identificar y apoyar a estos niños que a menudo pasan desapercibidos.
En un mundo donde la energía desbordante es lo comúnmente asociado con el TDAH, surge una realidad menos visible pero igualmente significativa. En entornos escolares y familiares, estos niños pueden parecer tranquilos y soñadores, con procesos mentales más lentos. Presentan retos en áreas como la atención sostenida, la iniciativa personal y la interacción social. Su comportamiento puede interpretarse erróneamente como falta de interés o poca motivación, cuando en realidad se trata de un patrón de conducta propio del TDAH inatento.
La psicóloga Rey destaca que estos pequeños tienden a preferir actividades sedentarias y muestran dificultades para mantenerse activos física y mentalmente. Además, enfrentan obstáculos en la organización de tareas y en la gestión del tiempo, lo que puede afectar su rendimiento académico y social. Estas características, aunque diferentes a las del TDAH hiperactivo, requieren un enfoque específico para su manejo y apoyo.
Desde una perspectiva profesional, se recomienda observar signos específicos en diversos contextos, como dificultades para seguir instrucciones, olvidos frecuentes y desorganización constante. Estos indicadores pueden ayudar a detectar tempranamente el trastorno y brindar intervenciones oportunas.
Es importante destacar que, a pesar de sus desafíos, estos niños son capaces de lograr grandes avances con el apoyo adecuado. Terapias psicológicas, adaptaciones educativas y refuerzo familiar juegan un papel crucial en su desarrollo. En algunos casos, el tratamiento farmacológico puede ser necesario bajo supervisión médica especializada.
A largo plazo, estas experiencias infantiles pueden influir en la vida adulta de las personas con TDAH inatento, presentando retos en la concentración, organización y motivación. Sin embargo, con estrategias adecuadas y apoyo continuo, es posible superar estas dificultades y alcanzar un buen desempeño tanto en lo personal como en lo profesional.
Este enfoque nos lleva a reflexionar sobre la importancia de reconocer la diversidad dentro del espectro del TDAH. Al comprender mejor estas variantes, podemos ofrecer un apoyo más efectivo y empático a los niños que viven con este trastorno. La visibilidad de esta condición menos conocida nos invita a revisar nuestras percepciones y a adoptar enfoques más inclusivos en la educación y el cuidado infantil.