En el corazón del barrio de Salamanca, en Madrid, una vivienda de 70 metros cuadrados fue transformada por la interiorista Silvia Trigueros para convertirla en un espacio acogedor y funcional. Los propietarios, que utilizan este hogar como residencia secundaria durante sus estancias laborales y vacacionales en la ciudad, buscaban un ambiente cálido y sofisticado. La intervención incluyó la personalización de cada espacio con detalles clásicos y modernos, creando un equilibrio perfecto entre funcionalidad y estética.
El salón, equipado con una chimenea y mobiliario elegante, se convirtió en el corazón de la vivienda. A través de la incorporación de elementos como alfombras a medida, textiles cuidadosamente seleccionados y muebles de diseño, se logró crear un ambiente cálido y acogedor. El uso de madera y texturas suaves añadió calidez al espacio, mientras que los detalles en negro y dorado proporcionaron un toque de sofisticación.
La cocina, previamente impersonal y fría, fue rediseñada para integrarse con el salón. Con frentes de madera acanalada y acabados oscuros, se creó un área de trabajo funcional y estéticamente atractiva. La península de la cocina sirve como transición entre ambos espacios, permitiendo una distribución fluida. Los electrodomésticos fueron ocultos detrás de puertas a medida, manteniendo la continuidad visual y ofreciendo un diseño limpio y moderno. Además, el suelo gris contribuye a la sensación de amplitud y modernidad.
Los dormitorios y baños recibieron una atención especial para adaptarse a las necesidades y gustos de los propietarios. El dormitorio principal, inspirado en la estética oriental, destaca por su combinación de colores dorados y negros, así como por los materiales lujosos utilizados. Los textiles y las molduras añaden profundidad y textura, creando un ambiente sofisticado y relajante. El segundo dormitorio, diseñado para tres personas, incluye una litera personalizada y espacios de almacenamiento eficientes, todo ello dentro de un diseño coherente con el resto de la vivienda.
Los baños fueron completamente renovados para reflejar el estilo contemporáneo con detalles clásicos. En uno de ellos, se optó por un contraste entre tonos neutros y un revestimiento de ducha en negro con vetas cobrizas, complementado con grifería dorada y un espejo ovalado. En el baño principal, se instaló un largo frente de lavabo suspendido, con una encimera blanca y una pared empapelada con efecto tejido, lo que aporta calidez y elegancia. Las soluciones de almacenamiento integradas y los detalles decorativos completan estos espacios, haciéndolos funcionales y estéticamente atractivos.