Desde su primera aparición oficial hace una década, Australia se ha convertido en un participante destacado del Festival de Eurovisión. En 2025, el país celebra este hito con la actuación de Go-Jo, cuyo tema "Milkshake Man" promete dejar huella. Aunque geográficamente distante, el vínculo cultural entre Australia y el festival es innegable. Este interés comenzó mucho antes de su participación oficial, cuando Olivia Newton-John representó al Reino Unido en 1974, estableciendo un precedente para futuros artistas australianos en el escenario europeo.
La inclusión de Australia en el certamen no depende únicamente de factores geográficos. Según las normativas del Festival, pertenecer a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) es suficiente para obtener acceso. Además, países invitados como Australia pueden competir sin necesidad de ser miembros activos. Sin embargo, existe un matiz importante: si Australia resultara ganadora, debido a su condición de miembro asociado, no podría organizar el evento en su territorio. Para resolver esta situación, se firmó un acuerdo con Islandia, que actuaría como anfitriona en caso de victoria australiana.
El impacto de Australia en Eurovisión es indiscutible. Desde su debut simbólico en 2014 con Jessica Mauboy hasta su segundo lugar histórico en 2016 gracias a Dami Im, el país ha demostrado su capacidad para competir en este ámbito musical. Cada año, los representantes australianos han logrado mantener vivo el entusiasmo por el festival tanto dentro como fuera de sus fronteras. Esta colaboración transcontinental refleja cómo la música puede superar barreras físicas y culturales, reuniendo a personas de todo el mundo en torno a una celebración común de la creatividad artística.