La actriz Fernanda expresa su admiración por el personaje de Marina, una figura que representa las luchas y aspiraciones de muchas mujeres brasileñas. Proveniente del interior, Marina enfrentó desafíos significativos como el hambre y la adversidad, pero logró consolidarse en la ciudad grande. Como madre soltera, tuvo que tomar decisiones difíciles, como dejar a su hijo al cuidado de la abuela en el interior mientras anhela reunir a su familia en Río de Janeiro. Esta conexión emocional entre la actriz y el personaje se basa en valores compartidos como la determinación y los sueños.
A través de la interpretación de Fernanda, emerge un retrato vívido de Marina, cuya historia es profundamente humana y resonante. Su origen en una pequeña comunidad rural marcó sus primeros años, llenos de privaciones. Sin embargo, su espíritu indomable la llevó a buscar una vida mejor en la gran urbe. Este viaje personal no solo refleja su fortaleza, sino también las barreras que enfrentan muchas mujeres en situaciones similares.
El contexto social y económico en el que vive Marina amplifica su lucha diaria. A pesar de las dificultades, su deseo de ofrecer un futuro mejor a su hijo motiva cada uno de sus pasos. Fernanda destaca cómo esta perspectiva le permite conectar profundamente con Marina, reconociendo en ella facetas de su propia identidad.
Fernanda concluye que la representación de Marina trasciende lo artístico, convirtiéndose en un homenaje a todas las mujeres que día a día luchan por alcanzar sus metas sin perder de vista sus sueños más preciados. Este vínculo especial entre la actriz y su personaje eleva la narrativa, brindando una dimensión más rica y auténtica al público.