Un enfrentamiento entre los hermanos Amodio, principales accionistas de OHLA, y los inversores que salvaron la empresa a finales del año pasado ha culminado con la renuncia de varios consejeros. Este viernes se anunció una nueva ampliación de capital para resolver problemas financieros, pero las tensiones internas han llevado a acusaciones cruzadas sobre prácticas poco éticas.
La situación económica precaria de OHLA, exacerbada por un fallo arbitral con Kuwait y la falta de liquidez, ha puesto en jaque a ambas partes. Mientras los Amodio rechazan ciertas condiciones financieras, los inversores buscan evitar responsabilidades legales ante posibles insolvencias.
Este viernes, cuatro miembros destacados del consejo directivo presentaron su renuncia, citando preocupaciones relacionadas con posibles repercusiones legales derivadas de su participación en la gestión de la compañía. Entre ellos se encuentra José Elías, figura central en el rescate financiero de OHLA meses atrás.
Las razones detrás de estas dimisiones son múltiples. Por un lado, existe el temor a asumir responsabilidades penales debido a la delicada posición financiera de la empresa. Además, uno de los consejeros dimitidos fue señalado por supuestamente utilizar información privilegiada antes de realizar transacciones bursátiles. Estas acciones han sido investigadas por la CNMV, lo que aumenta las tensiones dentro de la organización. En este contexto, la decisión de abandonar el cargo parece ser una medida precautoria para protegerse frente a futuros escenarios adversos.
Con la intención de paliar sus dificultades económicas, OHLA propuso una nueva emisión de capital valorada en 50 millones de euros. Sin embargo, esta iniciativa ha generado desacuerdos significativos entre los accionistas mayoritarios y los inversores externos.
Los hermanos Amodio han mostrado resistencia a aceptar las condiciones específicas planteadas para esta operación, particularmente en relación al precio de conversión de las acciones involucradas. Este punto de fricción refleja profundas diferencias estratégicas entre ambos grupos. Mientras tanto, la constructora enfrenta la amenaza constante de tener que solicitar protección legal contra sus acreedores si no logra estabilizar su flujo de caja. Las implicaciones de estas decisiones podrían alterar drásticamente el futuro de la empresa, dejando abierta la posibilidad de nuevas reconfiguraciones en su estructura corporativa.