Una alarmante situación de escasez de fondos ha paralizado las operaciones cotidianas de las comisarías de la Policía Nacional en toda España, afectando incluso a la Comisaría Especial de la Casa Real. Este problema presupuestario sin precedentes ha forzado a los agentes a cubrir de su propio bolsillo gastos esenciales para el desempeño de sus funciones, generando una profunda preocupación y el rechazo de las organizaciones sindicales. La carencia de recursos financieros amenaza la efectividad del servicio policial y pone en evidencia deficiencias estructurales en la gestión económica del cuerpo.
Ante esta coyuntura crítica, los sindicatos policiales han expresado su indignación y han exigido una intervención inmediata por parte del Ministerio del Interior. Consideran inaceptable que los agentes se vean obligados a asumir costes operativos, y han criticado la falta de previsión de las autoridades. Esta crisis no solo repercute en la operatividad diaria de las fuerzas de seguridad, sino que también pone en riesgo el bienestar económico de los propios policías y sus familias, quienes se ven afectados directamente por la ausencia de reembolsos y adelantos.
La crisis de fondos que azota a la Policía Nacional ha llegado hasta la Comisaría Especial de la Casa del Rey, evidenciando la magnitud del problema. Los agentes encargados de la seguridad de la Familia Real se encuentran en una situación precaria, donde se les exige asumir de su propio bolsillo los gastos derivados de sus misiones, tales como dietas y manutención, especialmente cuando los servicios se realizan fuera de la capital. Esta situación ha generado un malestar considerable dentro del cuerpo, ya que compromete directamente la capacidad de los agentes para cumplir con sus deberes y su bienestar financiero. La imposibilidad de obtener adelantos o reembolsos a tiempo por los gastos incurridos representa una carga económica insostenible para muchos, afectando la moral y la eficiencia operativa en una de las unidades más sensibles de la policía.
A pesar de las afirmaciones del Ministerio del Interior sobre una modificación presupuestaria de tres millones de euros destinada a resolver el problema, la realidad en las comisarías, incluyendo la de la Casa del Rey, es que los fondos no han sido repuestos. Esta contradicción entre las declaraciones oficiales y la experiencia de los agentes ha intensificado la frustración. Los sindicatos policiales han denunciado que las autoridades conocían la inminente crisis, pero no tomaron medidas preventivas. La falta de aire acondicionado en las dependencias policiales en pleno verano, debido a la carencia de fondos para el mantenimiento básico, es un ejemplo palpable de cómo esta situación afecta las condiciones de trabajo, llevando a un colapso operativo sin precedentes que pone en riesgo tanto la seguridad pública como la salud de los agentes. Esta situación no solo afecta la moral de los agentes, sino que también compromete la capacidad operativa de la institución en momentos cruciales, como la cumbre de la ONU en Sevilla, donde los antidisturbios estuvieron a punto de tener que costear sus propios gastos para garantizar la seguridad del evento.
La grave situación financiera de la Policía Nacional ha provocado una enérgica reacción por parte de los sindicatos policiales, quienes han denunciado la ineficacia de la Dirección General de la Policía y del Ministerio del Interior. Han manifestado que ambas entidades estaban al tanto de las limitaciones presupuestarias, pero no implementaron mecanismos de emergencia para evitar el colapso actual. La indignación es palpable entre los agentes, que se sienten abandonados y desprotegidos ante una situación que les obliga a utilizar sus propios recursos económicos para mantener la operatividad policial. Los sindicatos, como Jupol, no descartan emprender acciones legales y convocar movilizaciones si no se toman medidas urgentes, exigiendo una auditoría completa del sistema de cajas pagadoras y una inyección económica inmediata.
Los representantes sindicales han criticado duramente la gestión, calificándola de "rotundo fracaso" por no garantizar el funcionamiento básico del servicio policial. Han señalado que es inaceptable que, en un país desarrollado, los agentes se vean forzados a trabajar en condiciones que recuerdan a épocas pasadas o a naciones en vías de desarrollo. La situación es tan crítica que sindicatos como el SUP han solicitado el amparo de los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados, instándolos a intervenir y asegurar la dotación presupuestaria necesaria. Han enfatizado que esta crisis no solo pone en riesgo la vida de los policías en el cumplimiento de su deber, sino también la estabilidad económica de sus familias, lo que representa un "agravio" inaceptable. La demanda es clara: una reforma estructural del sistema de financiación y una asignación de fondos que garantice la dignidad y operatividad de la Policía Nacional.