Durante 48 horas, desde la revelación periodística de la falsificación del título universitario de José María Ángel hasta su posterior renuncia como comisionado gubernamental, la ministra Diana Morant mantuvo un notable silencio. Solo después de que la dimisión se hizo pública, la líder socialista valenciana emitió declaraciones, tanto en redes sociales como en comparecencias mediáticas. Sus intervenciones se caracterizaron por elogiar la trayectoria del ahora excomisionado y evitar cualquier reproche por la falsificación. Estas palabras de apoyo hacia Ángel, quien fue nombrado presidente del PSPV-PSOE por la propia Morant, han generado un persistente debate que podría afectar su futuro político, especialmente en su aspiración a presidir la Generalitat.
Un elemento central en las dos comparecencias de Morant ante los medios, realizadas con menos de 24 horas de diferencia, ha sido su constante afirmación de no haber solicitado la dimisión de José María Ángel. La ministra repitió en varias ocasiones que la renuncia de Ángel fue una decisión personal, aludiendo a que “él ha querido dar un paso al lado”. En contraste con otras figuras políticas, como la vicepresidenta María Jesús Montero, quien sí calificó la dimisión como “lo correcto”, Morant se limitó a “respetar su decisión”, evitando cualquier juicio sobre la acción de Ángel.
Además de negar haber solicitado la dimisión, la líder de los socialistas valencianos sostuvo que sí se le pidieron explicaciones a Ángel, las cuales, según ella, fueron proporcionadas y consideradas válidas. En su primera aparición, Morant defendió las justificaciones de Ángel, indicando que se apoyaban en documentos oficiales y publicaciones gubernamentales que acreditaban los requisitos para su puesto. En su segunda comparecencia, aunque reiteró que Ángel había dado las respuestas solicitadas, la ministra adoptó una posición más distante, remitiéndose simplemente a los comunicados emitidos por el propio excomisionado.
En ninguna de sus apariciones, Morant quiso pronunciarse sobre las pruebas que confirmaban la falsedad del título académico de Ángel. Inicialmente, criticó que la información se conociera a través de la prensa y argumentó que no tenía información suficiente para emitir un juicio. Se excusó en la dimisión de Ángel, quien, según la ministra, buscaba defenderse en el ámbito privado, justificando así su decisión de “no entrar en los detalles”. Esta misma postura se mantuvo en su segunda comparecencia, donde deseó a Ángel que pudiera “defender su honorabilidad y su nombre desde el ámbito privado”, eludiendo cualquier crítica directa hacia él o hacia su esposa, Carmen Ninet, quien también enfrenta una investigación por su titulación.
El caso de José María Ángel ha mantenido a Morant bajo el escrutinio público, no solo por su nombramiento, sino también por su rol como ministra de Universidades en un caso de falsificación de título. Aunque en una ocasión Morant deslizó una crítica al dimitido al condenar “la mentira”, rápidamente desvió el enfoque, argumentando que “un título académico no hace a un político”. La ministra insistió en dejar de lado el “debate de la titulitis” y enfatizó que el PSOE no exige títulos, sino una “hoja de servicios”, la cual, según ella, Ángel cumplía, lo que le permitió evitar una condena explícita a la falsificación.
En todas sus declaraciones, Morant ha elogiado la trayectoria de Ángel, desde el tuit publicado tras conocerse su dimisión hasta sus comparecencias. Destacó su “brillante gestión” y su capacidad para “salvar vidas” en situaciones de emergencia, refiriéndose a su papel como secretario autonómico de Emergencias. También valoró su labor como comisionado, lamentando la pérdida de “una persona que para nosotros es una institución”.
Morant afirmó que la dimisión de Ángel buscaba proteger a las víctimas de la DANA y el trabajo de reconstrucción del Gobierno. La ministra respaldó la motivación de Ángel, quien no quería ser “la excusa” para desviar la atención de lo realmente importante. Morant aprovechó la situación para criticar a quienes, según ella, buscaban “generar ruido” y desviar el foco del 29-O, lanzando un reproche a Carlos Mazón al cuestionar sus múltiples versiones sobre su paradero en aquella fecha, sugiriendo que eso equivalía a “falsear la verdad”.