La cocina portuguesa está ganando reconocimiento internacional como una de las joyas gastronómicas del mundo. Este país, conocido por su rica diversidad culinaria, se ha convertido en un referente global gracias a la mezcla de influencias históricas que definen su identidad. Un ejemplo claro es la reciente inclusión de Portugal en su propia Guía Michelin, destacando su creciente influencia en el ámbito culinario.

Los chefs portugueses están llevando la fama de su cocina más allá de las fronteras nacionales. Entre ellos destaca José Avillez, cuya reputación trasciende los límites geográficos. Su libro "Mi cocina portuguesa" invita a los lectores a sumergirse en un viaje sensorial a través de platos tradicionales adaptados para el hogar. En sus páginas, el autor no solo comparte recetas, sino también la esencia misma de la cultura gastronómica lusa, enfatizando la importancia de compartir momentos alrededor de la mesa con seres queridos.

Uno de los platos emblemáticos presentados en el libro es el Bacalao a Bras, un manjar que combina ingredientes simples pero cuidadosamente seleccionados. La preparación incluye bacalao fresco, patatas cortadas finamente, yemas de huevo y aceitunas verdes, entre otros elementos esenciales. El proceso detallado por Avillez subraya la necesidad de equilibrar texturas y sabores, lo que convierte este plato en una experiencia única. A través de estas recetas, se promueve la idea de que la verdadera magia de la cocina radica en conectar emociones con alimentos cotidianos.

El renacimiento de la alta cocina portuguesa no solo refleja un interés creciente en sus técnicas culinarias, sino también un homenaje a su rica herencia cultural. Esta tendencia hacia lo local y auténtico inspira a personas de todo el mundo a valorar las tradiciones alimentarias de sus propias regiones, fomentando un sentido de comunidad y pertenencia a través de la comida compartida.