Con apenas 25 años, Espido Freire se destacó en el panorama literario español al obtener el Premio Planeta en 1999. Ahora, su obra "El diario de la peste", dirigida a adolescentes y preadolescentes, ha sido galardonada con el XXII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil. Durante una entrevista sobre esta novela histórica ambientada en el Toledo del siglo XVI, Espido Freire compartió sus reflexiones sobre cómo fomentar el interés por la lectura entre niños y jóvenes.
En este artículo, exploramos las claves para involucrar a los jóvenes en la lectura, así como las técnicas empleadas por Freire para adaptarse a distintas audiencias y generar historias que cautiven tanto a lectores jóvenes como adultos.
Espido Freire destaca que los niños y adolescentes pueden sentirse fascinados por la historia si esta se presenta con pasión y contexto apropiados. Su éxito anterior con "El chico de la flecha" demuestra que las narrativas históricas bien elaboradas tienen un lugar especial en el corazón juvenil. Para capturar la atención de estos lectores, es crucial contextualizar los temas históricos de manera accesible.
Además, Freire menciona que los niños no son versiones en miniatura de los adultos; poseen capacidades cognitivas diferentes que deben ser respetadas y comprendidas por los escritores. La autora subraya la importancia de hablar con franqueza sobre cualquier tema siempre que se ofrezca un marco claro. Este enfoque permite que los jóvenes se sientan valorados y respetados, lo cual incrementa su disposición hacia la lectura.
La experiencia de Freire revela que compartir su propia pasión por la historia puede ser contagiosa. Al escribir obras históricas para jóvenes, ella asegura que cada detalle está cuidadosamente seleccionado para inspirar curiosidad e imaginación. Por ejemplo, "El diario de la peste" utiliza un escenario histórico rico y detallado para transportar a los lectores al Toledo del siglo XVI, permitiéndoles experimentar emociones y eventos de primera mano.
Más allá de simplemente contar una historia, Freire busca conectar emocionalmente con sus lectores. En su opinión, esto se logra mediante personajes vívidos y tramas que reflejan preocupaciones relevantes para los jóvenes. Al hacer esto, no solo consigue mantenerlos interesados, sino también enseñarles aspectos importantes de la historia sin que se sientan abrumados por complejidades innecesarias.
Para Espido Freire, fomentar la lectura en los jóvenes implica más que ofrecer libros adecuados; requiere crear un ambiente donde la lectura sea visible y valorada. Los padres juegan un papel crucial en este proceso al modelar comportamientos lectoriles positivos. Ver a sus figuras adultas leer regularmente puede motivar a los niños a seguir su ejemplo.
Freire enfatiza que la comprensión lectora y la expresión escrita correcta son habilidades fundamentales que deben desarrollarse antes de centrarse en la creatividad pura. Según ella, los jóvenes necesitan aprender primero cómo otros autores construyen sus relatos antes de intentar crear los propios. Este enfoque garantiza que adquieran sólidas bases literarias que les permitan avanzar con confianza.
Respecto a la creatividad literaria, Freire sugiere que no debe ser forzada. En lugar de presionar a los niños y adolescentes para que escriban novelas desde temprana edad, sería más beneficioso animarlos a disfrutar de diversas formas de literatura, como cómics o adaptaciones cinematográficas. Esta exposición diversa puede despertar naturalmente el deseo de crear algo original cuando estén preparados.
Finalmente, Freire ofrece consejos prácticos para aquellos jóvenes que desean comenzar a escribir. Recomienda que primero se empapen de otras obras, absorbiendo estilos y técnicas de diversos autores. Solo después, cuando sientan una verdadera necesidad de expresarse, deberían considerar dar forma a sus propias ideas. Según Freire, ser un lector apasionado ya constituye un logro significativo en sí mismo.