Un caso clave sobre la gestión de emergencias en el día de la dana ha sido revelado por Cristina V. N., una técnica de Emergencias, quien declaró ante la jueza y los fiscales. Confirmó que se elaboran informes detallados con llamadas recibidas y casos atendidos, enviándose al Cecopi. Sin embargo, quedan interrogantes sobre si los miembros del Cecopi tuvieron acceso a dichos informes durante la crisis. Además, existe un grupo permanente para la gestión de emergencias que recibe mensajes vía CoordCom, incluyendo altos funcionarios. La consellera Salomé Pradas reconoció el colapso del servicio 112, aunque negó responsabilidad directa en el seguimiento de las llamadas.
El sistema de seguimiento de emergencias muestra una estructura meticulosa pero no exenta de lagunas. Según Cristina V. N., se genera un informe exhaustivo con datos relevantes, como llamadas recibidas, ubicaciones afectadas y mapas detallados. Este documento es enviado al Cecopi, entidad clave en la coordinación operativa. Sin embargo, persisten dudas sobre si los involucrados accedieron a estos informes críticos durante el desastre, lo que plantea cuestionamientos sobre la efectividad real del proceso.
En detalle, el informe de seguimiento constituye un recurso vital para responder rápidamente a situaciones de emergencia. Contiene información crucial como avisos emitidos, declaración de emergencias, movilización de helicópteros y cierre de puertos. A pesar de su importancia, la desconexión entre quienes generan los informes y quienes toman decisiones estratégicas puede haber contribuido a fallos en la comunicación y respuesta durante la dana. Este vacío subraya la necesidad de mejorar la accesibilidad y transparencia de estos documentos vitales.
La declaración de Salomé Pradas arroja luz sobre las dificultades enfrentadas por el sistema de atención al público. Reconoció que el servicio 112 recibió más de 19.821 llamadas durante la crisis, evidenciando su magnitud. Aunque el servicio fue reforzado, no pudo manejar toda la demanda debido a posibles problemas técnicos u otros factores. Esto pone de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer la infraestructura de atención a emergencias.
Además de reconocer el colapso, Pradas destacó que su función no incluía atender ni supervisar estas llamadas, atribuyendo esa responsabilidad a los técnicos de la sala y emergencias. Esta separación de funciones podría haber complicado aún más la coordinación durante la dana. El hecho de que las llamadas no llegaran al Cecopi refuerza la percepción de una fractura en la cadena de comunicación. Para prevenir futuros incidentes similares, es crucial establecer mecanismos más robustos que aseguren la conexión fluida entre todos los niveles de respuesta a emergencias.