La serie disponible en Netflix explora las complejas emociones que experimenta una madre primeriza. En este contexto, Audrey, interpretada por Allison Bell, enfrenta dificultades inesperadas tras el nacimiento de su hijo. Entre los desafíos se encuentran noches sin descanso, tensiones en la lactancia y un distanciamiento en su vida íntima conyugal. Estas transformaciones personales y sociales provocan en ella una sensación de desconexión consigo misma.

Por otro lado, la producción también pone el foco en las interacciones virtuales entre madres, destacando cómo ciertas comunidades en línea pueden ejercer presión sobre las nuevas mamás. A través de consejos rígidos y juicios inflexibles, estas plataformas a menudo amplifican la incertidumbre de quienes navegan por primera vez esta experiencia vital. Sin embargo, Audrey logra reconectar poco a poco con otras madres, redescubriendo vínculos significativos, incluido el con su propia madre.

En un mundo donde las expectativas sobre la maternidad son cada vez más altas, esta obra audiovisual nos invita a reflexionar sobre la importancia del apoyo mutuo y la empatía. Nos recuerda que ser madre es un proceso lleno de aprendizajes y ajustes, y que cada trayectoria es única e irrepetible. Al final, lo que realmente cuenta es construir redes de comprensión que ayuden a superar los desafíos diarios.