En enero, cuando las fiestas navideñas quedan atrás y la rutina diaria vuelve a imponerse, muchas personas experimentan un descenso emocional significativo. Este fenómeno ha sido popularizado como el "Blue Monday", considerado por algunos como el día más triste del año. El tercer lunes de enero, que en 2025 cae el 20 de enero, se ha convertido en un símbolo de los desafíos emocionales que enfrentamos al inicio del nuevo año. Factores como el clima frío, la reducción de horas de luz solar y las presiones económicas tras las celebraciones navideñas contribuyen a este estado de ánimo melancólico.
El término "Blue Monday" surgió en 2005 gracias a Cliff Arnall, quien entonces era profesor en el Centro de Aprendizaje de Lifelong, asociado a la Universidad de Cardiff. Arnall propuso una fórmula matemática para determinar el día más triste del año. Sin embargo, este concepto no es ampliamente aceptado por la comunidad científica, aunque ha ganado popularidad en el ámbito del marketing y la cultura popular.
El mes de enero tiene su propio conjunto de desafíos emocionales. Las Navidades, con sus reencuentros familiares, gastos elevados y recuerdos nostálgicos, pueden dejar un vacío difícil de llenar. Además, la vuelta a la rutina laboral y las expectativas no cumplidas del nuevo año pueden generar sentimientos de frustración y desmotivación. La psicóloga Lara López Rubio explica que estas sensaciones son normales y forman parte del proceso de integración y reflexión que sigue a las festividades.
Otro factor importante es el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una forma de depresión vinculada a la falta de luz solar durante los meses de otoño e invierno. Enero suele ser un pico de este trastorno, ya que la disminución de la exposición al sol afecta los ritmos circadianos y altera la producción de hormonas clave como la melatonina y la serotonina. Noelia Romero, instructora de mindfulness, destaca que estos cambios biológicos pueden influir negativamente en nuestro estado de ánimo y bienestar general.
Más allá de los aspectos ambientales y biológicos, también hay factores personales que influyen en cómo experimentamos el Blue Monday. La inestabilidad económica después de las compras navideñas, la presión social por establecer metas para el nuevo año y la pérdida de la sensación de conexión social que caracteriza a las fiestas pueden sumarse a esta mezcla de emociones. Sin embargo, los expertos coinciden en que cada individuo tiene la capacidad de elegir cómo responder a estas situaciones y adoptar estrategias positivas para mejorar su bienestar emocional.
A pesar de que el Blue Monday es un concepto comercial, reconoce una realidad emocional compleja que muchas personas experimentan en enero. En lugar de ignorar estas emociones, es fundamental prestar atención a nuestras necesidades y buscar formas de manejarlas constructivamente. Mantener conexiones sociales fuertes, practicar actividades placenteras, cuidar nuestra salud física y mental, y adoptar hábitos como la atención plena pueden ayudarnos a enfrentar este período con mayor resiliencia y optimismo. Al final, lo importante es recordar que cada uno de nosotros tiene el poder de transformar la actitud hacia las dificultades y encontrar momentos de alegría incluso en los días más grises.