En el mundo del deporte motor, no todo es velocidad y estrategia; también hay espacio para el humor. Durante una jornada de entrenamientos previos a las carreras en Le Mans, Pedro Acosta demostró su ingenio al gastar una broma inofensiva a uno de sus colegas fotógrafos. Sin intención de causar preocupación, su acción ligera dejó claro que incluso en momentos de alta tensión, un toque de buen humor puede ser bienvenido. Este acto desencadenó risas entre los presentes y destacó la capacidad de Acosta para crear un ambiente positivo.
Además de su habilidad para divertir, Acosta mostró su profesionalismo al discutir aspectos técnicos sobre su rendimiento en pista. Reconociendo las limitaciones impuestas por una lesión en su brazo, declaró que está manejando cuidadosamente su condición física para evitar complicaciones mayores. A pesar de estas restricciones, su enfoque ha sido optimista y centrado en progresar gradualmente. El piloto mencionó cómo ajustes sutiles en su estilo de conducción le permiten extraer más rendimiento de su moto, adaptándose a las características únicas de cada circuito. Estas decisiones estratégicas reflejan tanto su experiencia como su capacidad para aprender rápidamente.
La competencia en el paddock no solo se trata de batallas en la pista, sino también de observar y aprender de otros talentos. Acosta reconoce abiertamente la influencia de Maverick Viñales, cuyo estilo fluido y eficiente ofrece lecciones valiosas. Aunque ambos tienen enfoques distintos, el aprendizaje mutuo enriquece el crecimiento personal y colectivo dentro del equipo. En lugar de obsesionarse con resultados inmediatos, Acosta enfatiza la importancia de disfrutar el proceso y mejorar constantemente. Este enfoque resalta valores fundamentales como la paciencia, la humildad y la perseverancia, cualidades que inspiran a todos aquellos que persiguen sus sueños con pasión y dedicación.