A lo largo de la temporada pasada, Carlo Ancelotti enfrentó una serie de desafíos que marcaron el destino tanto del Real Madrid como de su propia carrera. Desde una derrota abrumadora ante el Barcelona en el Bernabéu hasta negociaciones intensas con la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ancelotti tomó decisiones cruciales que definirían su futuro profesional. Aunque inicialmente se consideró imposible revertir el marcador adverso contra los azulgranas, las relaciones entre Florentino Pérez y el entrenador mantuvieron un nivel de honestidad considerable mientras se preparaba el terreno para su partida.
Las conversaciones con la CBF implicaron múltiples reuniones en Madrid y Londres, donde se discutieron aspectos logísticos clave como transporte blindado y salarios anuales. Finalmente, tras semanas de especulación y rumores mal informados, el Real Madrid decidió retrasar el anuncio oficial de la salida de Ancelotti, generando incertidumbre en torno a su posición dentro del club antes de enfrentarse nuevamente al Barcelona.
Carlo Ancelotti siempre supo que su tiempo en el Real Madrid estaba llegando a su fin tras la aplastante derrota frente al Barcelona en octubre. Conocedor de las realidades internas del club, el técnico italiano aceptó gradualmente que su próximo desafío sería liderar la selección brasileña. Durante meses, las negociaciones avanzaron silenciosamente, guiadas por intermediarios brasileños y españoles, quienes aseguraron que cada detalle quedara perfectamente delineado.
Desde el principio, la transición parecía inevitable. Los contactos iniciales entre la CBF y Ancelotti ocurrieron en diciembre de 2023, cuando ambos comenzaron a explorar posibles acuerdos. Las sesiones de negociación incluyeron almuerzos y cenas en Madrid, donde el técnico revisó condiciones específicas, como seguridad personal y residencia en Leblon, una exclusiva zona de Río de Janeiro cercana a la sede de la CBF. Estas interacciones reflejaron un proceso meticuloso, lleno de consideraciones prácticas y personales. Incluso hubo momentos curiosos, como cuando Ancelotti cuestionó la necesidad de vehículos blindados debido a la alta inseguridad en la ciudad carioca.
En medio de las negociaciones fluidas con Brasil, surgió una complicación inesperada. La semana previa al Clásico contra el Barcelona, todas las partes involucradas acordaron hacer público el adiós de Ancelotti después del partido, independientemente del resultado. Sin embargo, Florentino Pérez cambió de opinión repentinamente, temiendo que un anuncio postderrota pudiera interpretarse como un descontento hacia el entrenador. Este cambio de planes dejó a Ancelotti en una situación incómoda durante su última rueda de prensa antes del enfrentamiento crucial.
El presidente del Real Madrid buscaba preservar la imagen positiva de Ancelotti, pero su decisión solo amplificó la confusión y tensiones. Mientras Ednaldo Rodrigues, presidente de la CBF, apremiaba por cerrar el fichaje debido a preocupaciones legales pendientes, el club blanco optó por mantener el silencio. Esta estrategia provocó reacciones ambiguas en el entrenador, quien tuvo que lidiar públicamente con su anunciada salida sin recibir formalmente el reconocimiento de su despedida. Su tono más cortante en las preguntas periodísticas reveló un desacuerdo tácito sobre cómo debía manejarse esta delicada transición.