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El Nacimiento de un Clásico: Mortadelo y Filemón
2025-05-11

El 20 de enero de 1958 marcó un hito en la historia del cómic español con el debut de Mortadelo y Filemón en la revista "Pulgarcito". Gracias al talento único de Francisco Ibáñez, estos personajes se convirtieron en íconos indiscutibles. Tras la muerte de Ibáñez en 2023, PenguinRandom House recuperó su legado con una edición especial que reúne los primeros 200 casos de esta peculiar pareja de detectives. Este libro no solo rinde homenaje a su creador, sino que también revela cómo evolucionaron tanto los personajes como el estilo artístico del autor.

Concebidos inicialmente para llenar una página en blanco, Mortadelo y Filemón emergieron como una sátira de Sherlock Holmes y Watson, aunque mucho más desastrados. Su primera aparición mostraba ya las características que los definirían: Mortadelo, con su figura alargada y sus múltiples disfraces; Filemón, con su actitud autoritaria y sus extravagantes vestimentas. A lo largo de estas primeras historias, Ibáñez experimentó con diferentes formatos narrativos, desde estructuras sencillas hasta viñetas más complejas, siempre manteniendo su humor irreverente.

La Evolución Artística de Ibáñez

Desde su primera aparición, el estilo de Ibáñez fue evolucionando constantemente. En sus inicios, optó por dibujos simplificados debido a las limitaciones impuestas por el formato de seis tiras en cada página. Sin embargo, esta simplicidad permitió desarrollar un ritmo dinámico en las historietas, capturando perfectamente las escenas de acción y comedia que caracterizaban a Mortadelo y Filemón.

Esta etapa inicial de creación es fundamental para entender el desarrollo de uno de los estilos más reconocibles del cómic español. Los primeros bocetos presentados por Ibáñez a Rafael González, director de Bruguera, muestran cómo ideó cuidadosamente cada detalle de los personajes. Curiosamente, algunos de esos bocetos fueron reproducidos años después en la revista "Bruguelandia", levantando dudas sobre su autenticidad original. Existe la teoría de que Ibáñez y Armando Matías Guiu podrían haber elaborado una especie de broma privada, alterando ligeramente los diseños originales para divertirse. Sea cual sea la verdad, estos documentos son una ventana invaluable hacia el proceso creativo del maestro.

Un Universo de Despropósitos

Mortadelo y Filemón no eran simples detectives; eran dos figuras caóticas que representaban las debilidades humanas y las exageraciones sociales propias de la España postbélica. Sus aventuras abarcaban una amplia gama de temas: espionaje internacional, crímenes domésticos, timos ingeniosos... Cada caso terminaba inevitablemente en desastre, gracias a la torpeza y ambición desmedida de ambos protagonistas. Esta mezcla de ingenuidad y astucia los convierte en reflejos de la tradición picaresca española.

En sus primeras historias, Ibáñez estableció claramente las dinámicas entre ambos personajes. Filemón, como jefe autoritario, delegaba sistemáticamente las tareas peligrosas o complicadas a Mortadelo, quien, con su buen corazón pero falta de habilidad, llevaba siempre las peores consecuencias. Estas interacciones generaban situaciones hilarantes que atrapaban al lector desde la primera viñeta. Además, algunas colaboraciones sorprendentes, como la aparición ocasional de Leovigilda, añadían capas adicionales de diversión y conexión con otros universos Bruguera. Juntos, estos elementos formaron una red narrativa única que ha perdurado durante décadas, demostrando la genialidad de su creador.

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