Un acontecimiento sorprendente tuvo lugar durante el fin de semana en la frontera entre México y Estados Unidos. Griselda López Pérez, madre de Ovidio Guzmán López, junto con 16 familiares del famoso líder del crimen organizado Joaquín "El Chapo" Guzmán, se entregaron voluntariamente a las autoridades estadounidenses en San Ysidro. Este acto ha generado un debate diplomático entre ambos países, ya que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, declaró desconocer previamente dicha situación e instó al gobierno estadounidense a compartir información más detallada.

Este evento ocurrió en uno de los puntos fronterizos más transitados entre México y Estados Unidos, específicamente en el puerto de entrada de San Ysidro. Según el periodista Luis Chaparro, fue allí donde Griselda López Pérez, conocida como una figura clave dentro del círculo familiar de los Guzmán, decidió presentarse junto con otros miembros de su clan ante agentes del FBI. Su acción inesperada plantea preguntas sobre posibles estrategias legales o incluso motivaciones personales detrás de esta decisión colectiva.

La reacción oficial mexicana no se hizo esperar. Durante una conferencia de prensa, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó su desconcierto al revelar que ni ella ni su equipo tenían antecedentes de este movimiento. Esto evidencia una falta de coordinación entre ambos gobiernos en temas sensibles relacionados con la seguridad nacional. Además, puso énfasis en la necesidad de mantener canales abiertos para recibir reportes oficiales por parte de Washington.

Este caso podría marcar un precedente en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. Mientras tanto, continúa la incertidumbre sobre cómo estas entregas afectarán futuras investigaciones y si habrá implicaciones adicionales para otros involucrados en actividades ilegales. Lo cierto es que este episodio destaca la complejidad de lidiar con asuntos transfronterizos donde múltiples intereses entran en juego.