Un operativo conjunto entre la Fiscalía y la Dijin resultó en la captura de Darwin Ibero Murillo Moreno, considerado uno de los principales ciberdelincuentes del país. Este individuo accedía ilegalmente a bases de datos sensibles para suplantar identidades y desviar mesadas pensionales de personas mayores. Su modus operandi incluía el uso de tecnología avanzada y documentos falsificados para apropiarse fraudulentamente de recursos económicos, causando un daño superior a mil millones de pesos.
Además, las investigaciones revelaron conexiones internacionales que facilitaban la apertura de productos financieros y créditos en monedas extranjeras. El caso refleja la creciente amenaza de los delitos informáticos hacia poblaciones vulnerables y subraya la necesidad de medidas más estrictas para proteger datos personales.
El detenido utilizaba técnicas sofisticadas para infiltrarse en sistemas informáticos seguros y obtener información personal de adultos mayores. Estos datos eran fundamentales para completar procesos de suplantación de identidad, permitiéndole cobrar fraudulentamente las pensiones correspondientes a sus víctimas. La investigación descubrió que este método requería tanto habilidades tecnológicas como mecanismos administrativos irregulares.
Más allá del acceso ilegal a bases de datos, las autoridades determinaron que Murillo Moreno contaba con conocimientos especializados para manipular registros oficiales. Mediante procedimientos fraudulentos ante la Registraduría Nacional, lograba obtener documentos originales que certificaban su rol como beneficiario legítimo. Este proceso no solo implicaba riesgos económicos inmediatos, sino también graves consecuencias emocionales para las víctimas involucradas. Muchas de ellas se enteraron del fraude solo cuando intentaron retirar sus fondos y descubrieron que ya habían sido desviados.
La red liderada por Murillo Moreno no solo se limitaba al robo de pensiones locales. También mantenía vínculos internacionales destinados a traficar información sensible. Estas conexiones permitían abrir cuentas bancarias y solicitar préstamos en países con regulaciones más laxas, maximizando así los beneficios obtenidos ilegalmente.
Este esquema globalizaba el alcance delictivo, convirtiendo el caso en un ejemplo claro de cómo las redes de cibercrimen pueden explotar debilidades sistémicas en distintas jurisdicciones. Las autoridades destacaron que estas prácticas representan un peligro significativo para grupos vulnerables, especialmente aquellos menos familiarizados con las dinámicas digitales modernas. Además, la fiscalía anunció que continuará investigando posibles cómplices dentro y fuera del país, anticipándose a nuevas capturas en próximos meses. Este avance judicial busca garantizar que todos los miembros de la red enfrenten justicia, mientras se fortalecen las estrategias preventivas contra futuros incidentes similares.