El relato aborda las experiencias migratorias desde una perspectiva femenina, comparando vidas marcadas por distintas épocas y circunstancias. Por un lado, Adibe, una mujer libanesa obligada a emprender un viaje hacia lo desconocido debido a la guerra y la búsqueda de estabilidad económica junto a su esposo Miguel en Brasil. Por otro lado, la narradora, una joven brasileña que decide abandonar Bahía con el objetivo de desarrollarse profesionalmente como actriz en el sureste del país. Ambas comparten la sensación de separación afectiva provocada por la distancia geográfica.
A pesar de sus orígenes diferentes, tanto la protagonista ficticia como la auténtica enfrentan desafíos similares relacionados con la lejanía emocional. Si bien la primera parte por necesidad, la segunda lo hace movida por aspiraciones artísticas. Sin embargo, ambas experimentan ese vacío causado por la ausencia física de seres queridos.
La historia de Adibe está marcada por decisiones forzadas por contextos históricos adversos. Su vida se ve transformada cuando su cónyuge decide buscar mejores oportunidades en tierras lejanas. Este trasfondo contrasta con la elección libre hecha por la joven actriz baiana, quien proveniente de un entorno familiar estable y privilegiado, busca expandir sus horizontes creativos. Aunque los motivos sean opuestos, ambas encuentran en la nostalgia un punto común que conecta sus experiencias vitales.
En este análisis, emerge la noción de cómo la nostalgia puede influenciar positivamente en el crecimiento personal. Para la actriz, dicha emoción se convierte en un motor que alimenta su deseo de exploración artística sin perder de vista sus raíces. Este equilibrio entre avanzar y mantenerse conectada con su pasado es clave en su desarrollo.
Mientras que Adibe vive una migración impuesta por fuerzas externas más allá de su control, la actriz opta por una migración voluntaria guiada por sueños profesionales. La nostalgia que siente por dejar atrás a su madre no solo refleja la universalidad de este sentimiento entre quienes migran, sino también cómo puede convertirse en un puente hacia la autorrealización. Este paralelo resalta cómo, independientemente de las razones detrás de cada movimiento geográfico, la conexión emocional con aquellos que permanecen en casa sigue siendo vital para definir nuestras identidades y propósitos en la vida.