Descubre la belleza inigualable de Portugal, un país que ofrece una variedad impresionante de pasarelas que se adentran en paisajes espectaculares. Desde los Geoparques hasta el Algarve, estas estructuras permiten a los visitantes disfrutar de experiencias únicas en medio de la naturaleza. En este artículo, exploraremos algunas de las pasarelas más destacadas del país y cómo estas rutas han transformado zonas remotas en destinos turísticos de primer nivel.
En el norte de Portugal, encontramos algunos de los entornos naturales más impresionantes del país. Aquí, las pasarelas ofrecen un acceso privilegiado a lugares de gran valor ecológico e histórico. Estas estructuras no solo facilitan la exploración del territorio, sino que también resaltan la importancia de la conservación del patrimonio natural.
Destaca especialmente el Geoparque de Arouca, hogar de las famosas pasarelas sobre el río Paiva. Esta ruta lineal de más de un kilómetro ha sido reconocida internacionalmente como una de las mejores atracciones de aventura. Los visitantes pueden admirar maravillas geológicas únicas mientras caminan sobre un puente colgante peatonal, el más largo del mundo. No menos impresionantes son las pasarelas del río Mondego, que serpentean por 11,5 kilómetros a través de un paisaje de granito y bosques frondosos, ofreciendo vistas panorámicas de gargantas y cascadas.
Hacia el sur, las pasarelas portuguesas toman un carácter diferente, adaptándose a los ecosistemas costeros y fluviales que caracterizan esta región. Estas estructuras permiten a los amantes de la naturaleza descubrir rincones escondidos con un mínimo impacto ambiental, promoviendo el ecoturismo responsable.
En el Algarve, las pasarelas bordean acantilados y playas, proporcionando accesos seguros a formaciones rocosas únicas como las cuevas de Algar Seco. Mientras tanto, en el interior del país, junto al río Tajo, las pasarelas de Alamal ofrecen un paseo tranquilo entre alcornoques y alisos. En la sierra de Monchique, recién inauguradas pasarelas atraviesan un desfiladero de gran belleza, culminando en un emocionante puente colgante que ofrece vistas panorámicas del valle. Este recorrido puede extenderse hasta el antiguo castillo de Alferce, donde la historia y la naturaleza se funden en un paisaje cautivador.