Federico Borello, director ejecutivo en funciones de Human Rights Watch (HRW), ha alzado su voz en una entrevista, denunciando la ineficacia de la comunidad internacional ante la crítica situación en Gaza. Con una perspectiva clara y contundente, Borello critica tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea por su falta de acción decisiva y su presunta complicidad en los eventos que se desarrollan en la Franja palestina. Sus declaraciones subrayan una profunda preocupación por la erosión de los principios humanitarios y la aplicación selectiva de la justicia, instando a una reflexión global sobre el futuro de los derechos humanos y la estabilidad internacional.
El experto hace hincapié en la responsabilidad moral y política de los líderes mundiales, advirtiendo que la historia juzgará duramente a quienes no actúen con la debida firmeza. Su análisis no solo se centra en la tragedia actual, sino que también proyecta una sombra sobre las consecuencias a largo plazo de la inacción, enfatizando la necesidad de priorizar la vida humana y los valores fundamentales por encima de los intereses geopolíticos. La entrevista de Borello es un llamado urgente a la conciencia, buscando movilizar una respuesta más contundente y equitativa ante una crisis humanitaria de proporciones alarmantes.
\nFederico Borello, en su rol como director ejecutivo de Human Rights Watch, ha expresado una postura crítica respecto a la situación en la Franja de Gaza. Según Borello, la organización ha utilizado el término \"actos de genocidio\" para describir los acontecimientos, una distinción crucial que resalta la seriedad de las acciones observadas sin necesariamente atribuir una intención genocida explícita por parte de los actores involucrados. Este matiz, aunque sutil, es fundamental para HRW, ya que su legitimidad se sustenta en la rigurosidad de sus investigaciones y la precisión de sus conclusiones legales. A pesar de no poder probar la intención de cometer genocidio, HRW considera que los actos y sus devastadoras consecuencias apuntan en esa dirección, lo que ha generado un debate interno significativo sobre cómo categorizar la magnitud de la crisis. La preocupación radica en que, al no abordar la gravedad de los hechos, se corre el riesgo de devaluar el concepto mismo de genocidio, un crimen que, por su naturaleza, exige la máxima atención y condena internacional.
\nLa reticencia de entidades como la Unión Europea a calificar los eventos en Gaza como crímenes de guerra ha sido una fuente de frustración para Borello, quien lo considera \"una vergüenza para Europa\". Esta postura, según el director de HRW, revela una inconsistencia en la política exterior de la UE, que no aplica el mismo rigor y contundencia cuando los presuntos crímenes son cometidos por aliados, a diferencia de su enérgica condena hacia acciones como las de Vladímir Putin en Ucrania. Borello argumenta que esta \"complicidad\" se manifiesta también en la continuación de la venta de armas a gobiernos que las utilizan contra civiles, una práctica que contraviene la legislación europea. Para él, si tanto Europa como Estados Unidos hubieran mantenido sus principios desde el inicio del conflicto, el nivel actual de violencia contra la población civil en Gaza sería significativamente menor. Esta situación pone de manifiesto cómo la \"realpolitik\" oprime los derechos humanos y los principios éticos, priorizando intereses que eclipsan la vida de miles de personas. En un contexto donde Estados Unidos está perdiendo influencia, la ausencia de una Europa unida en sus valores es aún más palpable y preocupante.
\nLa situación en Gaza, tal como la describe Borello, es un escenario de extrema gravedad donde la población palestina enfrenta un riesgo inminente de hambruna. Las declaraciones de numerosos miembros del gobierno israelí, así como la decisión del Tribunal Internacional de Justicia de admitir el caso de Sudáfrica contra Israel por genocidio, evidencian una trayectoria preocupante. Borello señala que, si la situación persiste, la población de Gaza no solo no tendrá a dónde ir, sino que perecerá por falta de alimentos. Una hambruna, advierte, no se resuelve con la entrada esporádica de unos pocos camiones; sus efectos son duraderos y devastadores, especialmente en niños. Para el director de HRW, la magnitud de los crímenes y el horror que se vive en Gaza son inmensos. Ante esto, propone acciones concretas más allá del mero reconocimiento de Palestina, como la interrupción de la venta de armas y la imposición de consecuencias económicas, incluyendo la suspensión del acuerdo comercial de la Unión Europea con Israel, una medida que el gobierno español apoya. Borello concluye que, dentro de tres décadas, muy pocos podrán enorgullecerse de su respuesta a esta crisis.
\nLa reflexión de Borello se extiende a la percepción de impunidad que parecen disfrutar ciertas naciones, como Rusia e Israel, y añade Ruanda a la lista. Explica que el sentido histórico de culpa no debe ser un pretexto para cometer violaciones contra inocentes. Critica cómo el antisemitismo, aunque real y combatible, no debe ser usado para justificar atrocidades. En este contexto, cita a Omar Bartov, un estudioso del Holocausto, quien argumenta que ignorar lo que sucede en Gaza devalúa el concepto de genocidio, transformándolo en una categoría de crimen de aplicación selectiva. Respecto a la ayuda humanitaria, Borello desmiente las acusaciones de Israel sobre Hamás, afirmando que no hay pruebas sistemáticas de retención de ayuda y que la falta de acceso se debe a la reticencia israelí. Finalmente, aborda las presiones que sufre HRW por su lenguaje contundente, destacando que su financiación privada les permite mantener la independencia. Subraya que la mejor defensa de Europa es el respeto a los derechos humanos y la democracia, esperando que el continente retome el espíritu de la Conferencia de Helsinki de 1975, forjado tras un periodo de gran violencia, para construir un futuro basado en valores y seguridad, un camino que requerirá decisiones cruciales de líderes y ciudadanos en los próximos años.