En Toledo, la comunidad taurina guardó un minuto de silencio en memoria de Manolo Lozano, un empresario visionario y apasionado por el arte del toreo. Este destacado personaje falleció recientemente dejando un legado inolvidable. Conocido por su agudeza mental hasta sus últimos días y su fino sentido del humor, Manolo se despidió como un soñador del mundo del toro. Su último proyecto profesional fue el apoderamiento de Morante de la Puebla, emprendido cerca de los 90 años. Durante una tarde memorable, se rindió homenaje a su figura con actuaciones notables en la centenaria plaza de toros de Toledo.
En una soleada tarde de junio, la histórica plaza de toros de Toledo vibró con un espectáculo excepcional. Allí, en honor a Manolo Lozano, se desarrollaron faenas cargadas de emoción y técnica. La primera corrida destacó por la participación de figuras como Roca Rey y Tomás Rufo. El primer toro, aunque anovillado, permitió al peruano Roca Rey lucirse con elegantes verónicas desde los medios. A pesar de cierta irregularidad, su actuación fue reconocida con dos orejas, aunque algunos consideraron esta decisión exagerada.
Tomás Rufo demostró entrega total durante su intervención. Recibió con valentía al noble tercero en la puerta de chiqueros, mostrando comprensión perfecta de la distancia y velocidad. En el sexto toro, destapó su versión más templada, destacando especialmente en un quite a la verónica que reveló la calidad del ejemplar de Daniel Ruiz. Tras una fuerte petición del público, Rufo cortó una oreja tras una estocada precisa.
Desde una perspectiva periodística, este evento no solo honra la memoria de Manolo Lozano, sino que también refleja la importancia de preservar las tradiciones taurinas. Su legado invita a seguir apostando por el toreo auténtico y lleno de verdad, tal como él lo soñaba. Es un recordatorio de que el arte del toreo trasciende generaciones y sigue siendo una expresión cultural invaluable.